“No te preocupes, si estoy vacunado”. Esa frase que se me ha lanzado con sorpresiva frecuencia en las últimas semanas se ha mantenido golpeando mi cabeza en repetición. Esas palabras, lanzadas con iguales dosis de seguridad e ingenuidad, parte de una premisa totalmente equivocada y, de paso, peligrosa: que estar vacunados nos da licencia para bajar la guardia. Lo preocupante es que la frase ha llegado a mis oídos desde fuentes variopintas. Desde una amable señora que- sin mascarilla- se acercó a mí y a mi familia para una foto, hasta jóvenes adultos profesionales que han afirmado en mi presencia que una vez debidamente vacunados viajarán “sin estar pendientes a la mascarilla” pasando por lo que me ha parecido el ejemplo más preocupante. Enfermeras, médicos y otros profesionales de la salud en centros de vacunación que han lanzado así en voz alta ese “relax, que yo estoy vacunado” como una especie de amortiguador que justifique la falta de cumplimiento con protocolos.
El escuchar a tantas y tan variadas personas asumiendo la actitud de “soy invencible” luego de saberse vacunados parecería ser una de las respuestas a las escenas vividas durante el fin de semana en las que ciudadanos de todas las edades se exhibían sin preocupación en evidentes violaciones a los protocolos recomendados para evitar el COVID-19. El millón de dosis administradas de la vacuna (que no es lo mismo que un millón de vacunados) nos ha hecho perder el miedo a las consecuencias de los contagios por el COVID-19.
¿Que no me preocupe? Se equivocan. Preocupados debemos seguir todos. Según los expertos en este cambiante mundo del coronavirus, estar vacunado no supone ser inmune al contagio con la enfermedad. Tampoco evita que contagiemos a otros. En cualquier caso, estar debidamente vacunados evitaría que experimentemos complicaciones que terminan con nuestra vida si nos contagiamos con el virus. Eso en sí mismo es una gran ganancia pero no el equivalente a ser inmunes a la enfermedad. Para que quede claro, no solo podríamos desarrollarla sino que podemos contagiar a otros que, de ser los miembros de mayor edad de nuestras familias, podrían desarrollar síntomas graves o morir.
A pesar de la repetición de ese mensaje, el sentimiento de inmunidad parece seguir ganando terreno. Y a eso añada las conductas abiertamente temerarias, desinformadas e irrespetuosas de la vida que exhiben otros tantos. Para muestra, los muchos comentarios en las redes sociales que adornan las notas colgadas sobre temas relacionados a las restricciones. “Julio, ya la gente no cree en las mentiras y exageraciones de los medios.El que le tenga miedo al COVID todavía es un soberano pendango” comentaba en uno de mis posts de Instagram un usuario identificado como “Joseantonio_v64”. Pero no está solo. “El COVID es bullshit sinceramente creo que es una monga que te da como cualquier otra. Lo que quieren es enfermarnos de la mente manteniéndonos restringidos de nuestra libertad” decía otra cibernauta identificada como “olleyliss”. Unos comentarios más abajo otra usuaria de instagram, “dani_iriza” soltaba que “paralizar el país por personas con retiro y seguro social no es la idea más brillante. La inmunidad viene de la exposición” afirmaba con la autoridad propia de un científico mientras ignoraba que esa población que le parece desechable es la mayoría en un país envejecido como el nuestro.
Todos estos comentarios no solo evidencian esa desinformación temeraria de la que hablábamos sino que, de paso, muestra el grado de enajenación en el que prefieren mantenerse sumidos muchos. Una falta de información escogida que ignora historias como la de la familia de LAres que llora la muerte de David Martínez Gerena, un hombre de 43 años y empleado de una fábrica en ese municipio. Su viuda, Xiomara, lo dejaba claro para quienes escogen la ciencia ficción a pesar de tener suficientes dosis de realidad a nuestro alrededor. Ël COVID ataca y realmente es mortal. Somos una familia de ocho y los 8 estábamos contagiados. Dos estaban en el hospital. Mi gente, de verdad el COVID mata a las personas a tu alrededor. No lo cojan a chiste. esto no es un relajo. Ahora mismo, ya no tengo esposo y mis hijos se quedaron sin papá. Protejanse”. En fin, que entiende quien quiere entender.