No hay duda de que los tiempos han cambiado en el mundo y en Puerto Rico. Las señales comenzaron a enviarse hace más de tres décadas, pero no se quisieron ver.
El 24 de septiembre de 1976, en un mensaje a los empleados de la la entonces Navieras de Puerto Rico, el ex gobernadora Rafael Hernández Colón (RHC) expresaba la importancia y el éxito de crear esta corporación pública “para el futuro de nuestro pueblo y su desarrollo”. Esas palabras mostraban, en mi opinión, su convicción sobre la creación y mantenimiento de corporaciones públicas en el gobierno. Casi 15 años más tarde, defendía la venta de Telefónica de Puerto Rico. La lectura de RHC sobre las uniones que se oponían a su intención en ese momento estaba clara y no es muy distinta a lo que vivimos hoy.
Expresaba RHC el 28 de marzo de 1990 sobre una manifestación contra dicha venta: “Persigue ese paro que se detenga el proyecto para la venta de la compañía telefónica. Los líderes sindicalistas se oponen porque no quieren tener que dar cuentas de lo que están haciendo a los unionados y al gobierno, y los políticos se oponen para crear problemas al gobierno. Cuando compramos la compañía se opusieron, y, ahora, cuando proponemos venderla, se oponen igualmente. Todos persiguen sus propios intereses y nadie está pensando en los intereses del pueblo. De hecho, a los manifestantes hoy no les ha importado perjudicarlos a ustedes”.
Fíjense cómo RHC cambió su visión en casi 15 años. Como las Navieras, la Telefónica generaba riquezas. No obstante, RHC parecía olfatear lo que venía más adelante en la industria de las comunicaciones.
¿Tenía razón RHC de vender la telefónica en aquel momento? ¡Sí! Aunque no pudo completarla en ese momento, nueve años más tarde Pedro Rosselló lo hizo con la oposición de los sindicatos y los partidos opositores. El PPD, que apoyó la venta bajo RHC, ahora se oponían con Rosselló. ¿Fue lo mejor? Sin duda. Lo que venía con la libre competencia en las comunicaciones si la PRTC se quedaba en manos del gobierno no duraba dos rounds.
Mire la AEE y la AAA: sin competencia y tenemos las dos quebradas. Habernos quedado con la PRTC sería tener otra corporación quebrada y una deuda mayor a los 72 billones. ¿Usted cree que si la telefonía fuese un monopolio tendríamos las ofertas que tenemos hoy día entre diversas compañías?
Aquí los sindicatos y las oposiciones políticas se juntan para autoproclamarse representantes del pueblo. Hasta los taxistas se atrevieron a decir que combatían la llegada de UBER representando al pueblo, mientras el pueblo pedía a gritos nuevas alternativas. Puedo entender perfectamente las inquietudes, las preocupaciones y el coraje, pero al ausentarse a su trabajo como desquite o protesta, el tiro no se lo pegan al gobierno o al de la APP, se lo pegan al pueblo. Por eso RHC expresó en aquel momento “a los manifestantes hoy no les ha importado perjudicarlos a ustedes”. Yo sé que la intención del sindicato al llamar “a joder” no es que el pueblo se vea afectado, pero saben claramente que a quien están jodiendo es al pueblo. ¿Les importa? No digo que no, pero no es el pueblo lo más importante para ellos.
Los cambios no los detiene nadie cuando los fuerza la necesidad del pueblo. Aquí ha corrido la sangre en luchas anteriores, como la venta de la telefónica en el 1998. Se privatizó dos veces la AAA, se despidieron 12,000 empleados públicos y el pueblo ya se cansó del libreto de que tenemos que apoyar las luchas sindicales por el beneficio del pueblo, para luego, cuando logran su cometido, el gobierno se jiende al pueblo y ellos miran para el lado. Estamos a días de que entre LUMA y, gracias a Dios, no ha corrido la sangre. El pueblo ya no es tonto. Sí, se agradece y reconoce cuando un huracán, un terremoto o una avería grande afecta el sistema, los celadores se tiran a la calle y hacen el trabajo. Pero es que ese es su trabajo y por eso el pueblo les paga.
Donde está la AEE hoy es culpa de todos. Del gobierno irresponsable, de las gerencias ineficientes y politiqueras, de los sindicatos que, en el caso de la UTIER, hasta la Viagra reclamaba que los abonados les pagara en sus convenios, y de los ciudadanos irresponsables y corruptos que se roban la luz. Todos han puesto su grano para que la AEE llegue a donde está hoy.
A los que culpan a la prensa por la antipatía que pueda haber contra la AEE y todos sus componentes, no es la prensa la culpable de las ineficiencias administrativas, no es la prensa la responsable de que Ángel Figueroa Jaramillo diga que van a joder y que se ausenten provocando que el pueblo se quede sin luz, no es la prensa la culpable de que el gobierno haya endeudado la corporación púbica, ni tampoco que haya ciudadanos que se roben la luz y que la corporación no pueda evitarlo.