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Opinión de Alejandro Figueroa: El pagar por el regreso al trabajo

"Los padres fundadores de la nación deben estar dando vueltas en sus tumbas", dice el abogado estadista sobre la falta de mano de obra en ciertas industrias

Los padres fundadores de la nación deben estar dando vueltas en sus tumbas.  No importa de qué rincón del mundo llegaran, los que inmigraron a la nación americana se sintieron atraídos por la premisa de que el trabajo duro y la perseverancia podrían mejorar sus vidas y las vidas de quienes los rodeaban.

A nosotros se nos reconoce por nuestra ética de trabajo, nuestra actitud de que todo se puede con esfuerzo y dedicación.  De hecho, muchas de las historias de éxito que escuchamos de la boca de nuestros padres y abuelos, o que leemos en los libros de historia, a menudo comienzan con relatos de aquellos que tuvieron que hacer malabares con varios trabajos durante sus comienzos como parte de la fuerza laboral.

Desafortunadamente, el concepto de trabajar, en cualquier tipo de trabajo, parece que ha sido una víctima más de la pandemia de coronavirus. Ahora, aparentemente, necesitamos pagar ciertos tipos “bonos” para lograr el reingreso a la fuerza laboral.  El debate presupuestario en múltiples jurisdicciones incluye el ofrecimiento de bonos de hasta $2,000 atados al regreso al trabajo.  En el olvido parece haber quedado el que hubo un momento en que el principal incentivo para regresar al trabajo era la necesidad de pagar las cuentas- el alquiler, la compra de alimentos, la escuela, y otras necesidades.

Varios estados también ofrecen bonificaciones laborales destinadas a aliviar la escasez de mano de obra. En Puerto Rico, por ejemplo, como parte del desembolso de los dineros provenientes de la ley del Plan de Rescate American, se invertirán $100 millones de dólares para un Programa de Retorno al Empleo. De este dinero, $50 millones de dólares serán para empleados de la industria de restaurantes y barras y $50 millones para empleados de la industria de agricultura. El objetivo del programa, según lo ha detallado el Gobernador, es proveer incentivos para que los patronos de industrias críticas para nuestra economía puedan reclutar trabajadores.

En esencia el Gobierno traza como objetivo pagar a las personas para que trabajen, en lugar de pagarles a las personas para que no trabajen.  Y, en parte, ahí puede radicar el problema.  El beneficio de desempleo federal de $300 a la semana, además de los beneficios estatales, ofrece un incentivo financiero que parece haber provocado una actitud de “sí, se puede, pero no ahora”.  Como han informado varios medios, tenemos patronos que simplemente han intentado contratar a empleados que fueron despedidos y ahora rechazan el trabajo porque hay muchos incentivos para pasar el verano en familia, descansando en lo que vence el período en que los beneficios están disponibles.

Las ayudas del Gobierno a las empresas que están teniendo problemas en reclutar de vuelta a su fuerza laboral son loables, pero no debería tener que hacerlo.  Pierluisi, al igual que otros líderes a través de la nación, ha trabajado para ayudar a las empresas a mantenerse a flote durante la pandemia, desde crear programas de ayudas económicas a pequeñas empresas hasta promover ayudas para industrias particulares como los restaurantes, las hospederías, etcétera.  El Gobernador incluso lanzó un programa para que los patronos de ciertas industrias pudieran reservar bloques de citas de vacunas para sus empleados o solicitaran unidades móviles de vacunación que llegaban a los talleres de empleo.  En ese sentido, la administración ha hecho todo menos pedir Ubers y almuerzo para incentivar a los trabajadores a que regresen a sus lugares de empleo.  Ahora, depende de los trabajadores cumplir con su parte para que Puerto Rico eche hacia adelante.

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