Esta semana la prensa reseñó el viacrucis que tienen que pasar cientos de confinados para cumplir con los requisitos de solicitar el beneficio de la libertad bajo palabra. Esto a consecuencia de la necesidad de psicólogos en el Departamento de Corrección y Rehabilitación y los nuevos protocolos por la pandemia del COVID-19 que actualmente vivimos.
Se estima que entre doscientos y trescientos confinados no han podido cumplir con el curso Aprendiendo a Vivir sin Violencia, curso mandatorio para poder cumplir con la solicitud ante la Junta de Libertad bajo Palabra desde hace veinte años. Las Secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación y la Presidenta de la Junta de Libertad Bajo Palabra tienen que ser más proactivas si de verdad creen en la rehabilitación del confinado. Ciertamente, la pandemia ha cambiado nuestra manera normal de vivir. Sin embargo, debemos reconocer que se trata de vidas que están tratando de reintegrarse a la sociedad luego de cumplir con su responsabilidad y pena correspondiente, por lo que las alternativas deben ser inmediatas en bienestar de ese ser humano.
Este problema nos lleva a un análisis aún más profundo sobre nuestro sistema de rehabilitación correccional. Tenemos que pensar en una nueva propuesta integrada de seguridad pública. Para esto, se tiene que considerar la rehabilitación efectiva de los confinados. No podemos readaptar socialmente a nuestros confinados o minimizar la reincidencia criminal si no logramos que nuestro sistema carcelario sea efectivo en la rehabilitación. Necesitamos personas hábiles para que se reintegren a nuestra fuerza laboral y a nuestro entorno. Para esto, necesitamos un sistema carcelario verdaderamente rehabilitador reevaluando los recursos disponibles en el Departamento de Corrección y reasignándolos de manera eficiente. De igual manera, si no le ponemos especial atención al readiestramiento, equipos y no acabamos de otorgar un aumento salarial a los oficiales que laboran en dicha agencia, nunca vamos a conseguir un sistema de corrección eficaz.