Recuerdo al gobernador Pierluisi, en aquel momento en una batalla primarista contra la exgobernadora Wanda Vazquez, emitir las siguientes expresiones: “El contrato anunciado por la Gobernadora entre la AEE y LUMA adolece del mismo defecto de muchas de las acciones que han empañado su administración, la falta de transparencia. Nos enteramos de la firma del acuerdo sin oportunidad para que el Pueblo pudiera revisarlo y expresarse sobre sus términos y cláusulas que comprometen el futuro de nuestro sistema eléctrico”.
Hoy, el gobernador piensa distinto y hasta se comporta casi como el portavoz de LUMA Energy. Pierluisi pública y constantemente defiende a capa y espada este contrato aunque eso conlleve defender la reciente solicitud de 16% de aumento en la factura que hizo LUMA. Para Pierluisi, a pesar de las demoras en atender problemas en el servicio o de los contantes apagones, pedir aumentar la tarifa “se cae de la mata” ya que LUMA utilizó, en semanas pasadas, combustible diésel que es mucho más costoso.
PUBLICIDAD
En un análisis mucho más profundo, cada alza que se anuncie va directo al corazón de nuestra economía. El impacto en las familias y comercios en la Isla es duro y peligroso ante el frágil cuadro económico de Puerto Rico. Esta propuesta significará un rudo golpe al consumidor por partida doble ya que, a nivel comercial, el costo de la electricidad será mortal para algunas de nuestra pequeñas y medianas empresas, y en aquellas que sobrevivan, le pasarán este costo al consumidor. La solicitud de LUMA, en un escenario donde cada vez más abonados deciden buscar otras alternativas energéticas, nos presenta un cuestionamiento importante. ¿Significará esto que, para LUMA, tener un sistema confiable, requerirá una tarifa de sobre 30 centavos el kilovatio/hora?
Claramente, el Gobernador Pierluisi ha claudicado en su deber ministerial de garantizar servicios esenciales asequibles y eficientes al país. Tener un sistema de energía confiable, a precio razonable, con capacidad de diversificar fuentes de energía es vital para Puerto Rico. Con el contrato de LUMA, y con cada vez menos abonados dispuestos a mantenerse conectados al “grid”, estamos muy lejos de lograrlo.