Un día son 20 mil abonados. Al siguiente son 130 mil o casi un millón.
De las causas de las interrupciones en el servicio, ni hablar. Desde fallas técnicas hasta insectos. Luego iguanas o matojos. Ahora sargazo. Un escenario supera al siguiente en una cadena del absurdo que, tristemente, no tiene fin en cuando se habla de las ineficiencias de la Autoridad de Energía Eléctrica.
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El problema es que las explicaciones, aunque parezcan absurdas, siempre encuentran algo de verdad si nos quedamos en la superficie del problema. En el episodio más reciente sí, hubo un problema con el manejo de sargazos. Pero los sargazos, los matojos o los insectos en el sistema solo esconden un problema mayor. Tal vez el más dramático de la Corporación: la falta de mantenimiento.
Sí. El sargazo llegó al sistema. Pero todos los expertos han coincidido que una buena gerencia habría tomado los pasos necesarios para evitarlo puesto que la información vertida por la comunidad científica nos viene advirtiendo del problema con estas plantas acuáticas. Para ser específico, desde 2011 se nos advirtió que el flujo de sargazo en la zona aumentaría. Y si queremos ser aún más específicos, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA, advirtió para quien quisiera escuchar, que el flujo de estas plantas sería mayor a lo normal en la isla hasta el mes de octubre. Pero, como con muchas otras cosas perfectamente previsibles, preferimos actuar en reacción a pesar de las advertencias.
tan advertida está la Región que países vecinos han implementado planes oficiales para el manejo de sargazo. Hace más de un mes, coincidiendo con uno de esos episodios extremos de sargazo en las costas Sur y Este, pregunté al secretario de Recursos Naturales qué haría para atender el asunto, pero más allá de una respuesta genérica, no se detalló plan alguno. Y ahora, la sorpresa.
Según fuentes allegadas a la AEE el problema con los filtros que atienden el problema del sargazo no es nuevo. Desde comienzos de año se había anticipado a la gerencia, pero no había sido atendido. Quizá en gran medida porque no se asignaron los recursos necesarios para hacerlo. El lunes el jefe de generación de la Corporación admitía que los recortes en personal impulsados como medida de ahorro en la Autoridad han afectado el recurso humano que trabaja precisamente en áreas de mantenimiento de plantas. De hecho, si se repasa el presupuesto de la Autoridad desde el año fiscal 2018-19 se ve cómo de más de $400 millones asignados a las partidas del presupuesto hoy solo se asignan unos $100 millones. O lo que es lo mismo, más de $300 millones en recortes en el renglón de presupuesto para mantenimiento en la Autoridad. La gerencia de la Corporación afirma que los cambios presupuestarios son mínimos y la diferencia dramática en los números se debe a que ya no existen proyectos de mejoras permanentes que justificaban partidas mayores. Pero cualquiera que sea el caso, la gerencia sí admite un recorte en las partidas de mantenimiento.
Entonces, si no asignó el dinero necesario al mantenimiento, ¿puedo luego sorprenderme de que la falta de mantenimiento afecte las operación de las plantas? Esa sorpresa sería solo equivalente a la de aquel que decide no gastar en mantenimiento de su carro, evita echarle aceite y luego se escandaliza porque el carro termina desbielado.
Solo espero que las plantas de generación no se “esbielen” por diseño. Parecería descabellado que el Gobierno se dispare a sí mismo en el pie pero, una vez más, el absurdo forma parte constatable de la historia de ese monopolio público que increíblemente terminó quebrado. Si no busque el récord histórico donde queda evidenciado que por más de una década la AEE descuidó el mantenimiento de la red de transmisión y distribución que hoy está en manos de un consorcio privado. Eso. Que el absurdo a veces puede ser solo una estrategia. ¿Lo será en esta ocasión?