La energía eléctrica es un servicio esencial de vital importancia. La mayoría del pueblo de Puerto Rico sobrevivió el embate de los huracanes Irma y María, pero se estima que cerca de cinco mil personas perdieron sus vidas. Muchas de esas muertes pudieron y debieron evitarse con gestiones tan sencillas como distribución de agua potable y acceso a fuentes de energía eléctrica. El gobierno quiso ocultar esta tragedia mientras ocurría. Todavía hoy insisten en ocultarlo, en negarlo, como si este pueblo compartiera la insensibilidad del gobierno ante nuestros muertos. Por eso, no se olvidará.
Ahora, debido a las consecuencias de la privatización de la distribución de la energía eléctrica, el gobierno nos obliga a recordar el dolor sufrido y los traumas de aquellos tiempos y en plena temporada de huracanes. Además de las dificultades que todas y todos conocemos, los apagones negligentes, sorpresivos y constantes nos traen amargos recuerdos de la respuesta inadecuada del gobierno. No hay que esperar más para confirmar que la privatización mediante el contrato de LUMA Energy es terrible para Puerto Rico.
Sin embargo, Pierluisi se niega a escuchar las demandas de este pueblo, que incluyen la cancelación del contrato de LUMA. Y va más lejos al convertirse en el defensor principal de LUMA. LUMA no ha invertido ni invertirá dinero alguno como parte de su gestión. Todo el dinero del contrato, inventario, mantenimiento de instalaciones y la mano de obra se paga con fondos públicos. Además, como consecuencia de la lógica de privatización, LUMA se niega a proveer información necesaria sobre sus operaciones. Insiste en ocultar información pública desacatando las órdenes del Tribunal Supremo que le exigen producirla. No hay transparencia ni rendición de cuentas. La oscuridad de los apagones es la imagen perfecta que describe la gestión de LUMA. Por esto, te invito a que te unas a la manifestación exigiendo la cancelación del contrato de LUMA, mañana, 1 de octubre a las 5:00pm frente a La Fortaleza: ¡LUMA se tiene que ir!