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Opinión de Alejandro Figueroa: El error que podría costarles a los demócratas en las elecciones de 2022, 2024

Lee la columna de opinión del abogado estadista, Alejandro Figueroa.

Alejandro Figueroa | Columnista

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Los progresistas dentro del Partido Demócrata parecen pensar que están operando desde una posición de fuerza, nada más lejos de la verdad. Si bien Joe Biden superó a Donald Trump por sobre 7 millones de votos, a los demócratas les fue mal en las contiendas legislativas, con 13 escaños que pasaron de manos demócratas a republicanas, dejándolos con un control débil y precario del Congreso.

Es altamente probable que los demócratas pierdan el control de la Cámara en 2022. Más probable aún si cometen el mismo error que cometió Trump, lo que le costará la reelección como presidente a Joe Biden. Trump se concentró en dinamizar su base, lo que hizo con éxito. Pero rechazó las súplicas de algunos de sus propios asesores de campaña y líderes republicanos para llegar más allá de la base a los moderados del partido y los independientes, particularmente en áreas suburbanas cruciales. Querían una retórica menos estridente en tuits, mítines y reuniones informativas sobre el coronavirus.

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Los progresistas del Partido Demócrata podrían cometer el mismo error, dinamizando su base con demandas intransigentes por todo lo que tienen en agenda, pero sin llegar más allá de los moderados tanto dentro de los partidos como en los independientes. Si los demócratas, progresistas y moderados no se unen para expandir su atractivo, sufrirán en las elecciones de 2022 y, sin querer, podrían ayudar a Trump a ganar la presidencia nuevamente en 2024.

Con el control de la Cámara de Representantes colgando de un hilo y los republicanos sosteniendo las tijeras, la única esperanza de que los demócratas retengan el control es ganar en los distritos en que ninguno de los dos partidos tiene una mayoría clara que se haya establecido con el pasar de los años.

Los objetivos progresistas, populares en California y Nueva York, no siempre son lo que atrae a los votantes en el punto medio crucial en el Medio Oeste y otros lugares de la nación. Es por eso que las negociaciones demócratas sobre $3.5 trillones de dólares en cambios propuestos a la red de seguridad social incluyen la preocupación de algunos demócratas moderados de que votar a favor de todo podría traerles la derrota. Si lo hiciera, las posibilidades de lograr futuros objetivos legislativos demócratas se reducirían drásticamente.

Presumiblemente, con tantas formas de comprometerse, manteniendo las iniciativas primordiales pero reduciendo el costo, con algunos retrasos y una implementación menos extensa, la administración Biden puede salvarse de un fracaso debilitante. Después de todo, la clave es poner en marcha las iniciativas para una futura expansión. El colapso de todo ante la implosión de lo que ha sido propuesto haría imposible la puesta en marcha y por ende imposibilitaría la expansión.

Hay que tener claro que las elecciones de 2020 no fueron un mandato para los demócratas. Estos perdieron escaños porque, aún cuando una parte crucial de los votantes consideraba impensable la alternativa de cuatro años más de Donald Trump, no tenían mucha estima por la oferta legislativa demócrata. Los demócratas, representantes del partido de un presidente recién electo, también enfrentan las tradicionales derrotas de ese partido en el Congreso en las elecciones de mitad de período. Las expectativas de un nuevo presidente son altas, a menudo irrazonables, y el incumplimiento de todas esas expectativas se reprocha al partido del presidente.

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En el Senado, los demócratas tienen un poco más de posibilidades de retener al menos el equilibrio 50-50 que permite a la vicepresidenta Kamala Harris romper los empates. Pero el control es precario. Incluso ahora, la muerte de uno de los senadores demócratas más antiguos podría permitir a Mitch McConnell reclamar nuevamente el papel de líder mayoritario.

No podemos pasar por alto que el empate en el Senado se produjo cuando Trump obstaculizó las posibilidades de los republicanos en las dos elecciones de segunda vuelta en Georgia al llevar a cabo un mitin en dicho estado. En su intento de promover los candidatos republicanos, Trump lanzó criticas personalistas sobre los candidatos demócratas en lugar de resaltar las razones para elegir a sus candidatos al Senado. Los candidatos demócratas estaban en posición de ganar porque parecían moderados, no discípulos de Bernie Sanders.

Mientras tanto, Trump se perfila grande y cada vez más fuerte, preparándose para correr nuevamente. Si lo hace, es casi seguro que será el candidato republicano de 2024. Lo que suceda ahora ayudará a determinar si en el 2022 y en el 2024 los demócratas operarán desde una posición de fortaleza o debilidad.

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