El proyecto 1003, que crea la Ley Habilitadora del Plan de Ajuste de Deuda y fue aprobado la semana pasada en la Cámara de Representantes -con mi voto en contra-, agudizará la pobreza en Puerto Rico si finalmente la medida pasa el cedazo del Senado y es firmada por el Ejecutivo.
Dicha acción de la cámara popular no solo representa una traición al país que ya ha tenido que cargar con las imposiciones de austeridad de la Junta de Control Fiscal (JCF), sino, además, un enajenamiento absoluto de nuestra realidad político-colonial.
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Desde el día uno, el PIP declaró, a través de la compañera María de Lourdes Santiago, una frase que mucha gente ha acogido: “Ni un vaso de agua para la Junta”. En contraparte, la primera oración del proyecto 1003 dice que “la presente legislación es cónsona con los objetivos de la ley PROMESA”. En otras palabras, se someten y crean mediante legislación un acomodo razonable con la JCF.
En la única vista pública que se realizó para “atender” este proyecto, el funcionario de OGP habló de que habría toda una reestructuración presupuestaria y no presentaron ni un dato a tales efectos. El Secretario de Hacienda, por otro lado, no trajo ni un solo dato sobre los asuntos macroeconómicos. Y así pretenden que nos creamos el cuento de que “sin duda es una de las medidas legislativas de mayor importancia y envergadura para Puerto Rico que se ha discutido en la asamblea legislativa en la última década”.
El PIP rechaza la deuda como parte de un proceso político que hay que hacer de enfrentamiento a los EE.UU. como parte de la realidad colonial. Incluso bajo las condiciones actuales de este país, bajo los parámetros de la JCF, que todo el mundo reconoce como neoliberal, ahora resulta que Puerto Rico tiene todas las condiciones de volverse a endeudar, de sustituir bonos y que habrá dinero “para todo”. Díganselo a la JCF, que todo lo que ha diseñado ha sido para acabar con la UPR, los trabajadores, los servicios esenciales y los pensionados.
La reconstrucción de este país y acabar con la JCF requiere transformar nuestra realidad colonial y tener los poderes necesarios para hacerlo con la independencia.