La participación ciudadana es necesaria para lograr que las políticas públicas que adoptan los gobiernos respondan y atiendan efectivamente las necesidades de la gente. Por fortuna, las personas hacen que las sociedades sean dinámicas. A través del debate, del intercambio de ideas, se logra incorporar cambios importantes y necesarios para avanzar socialmente, para expandir nuestras libertades democráticas. El debate y la participación democrática también evitan que se queden quienes resisten esos cambios, para que las mismas personas no sigan gobernando indefinidamente.
Una forma de participación democrática es a través de los procesos electorales: indirectamente, mediante el derecho al voto para elegir a quienes gobiernan, y directamente, aspirando a algún puesto electivo para impulsar sus ideas y sus propuestas y para dedicarse a servir y a trabajar por el país.
PUBLICIDAD
Aunque estas son las más conocidas, hay otras formas de participación ciudadana, como los procesos de vistas públicas en municipios, en comunidades, en las agencias de gobierno y en la legislatura. Las vistas públicas permiten que las personas puedan presentar sus comentarios y recomendaciones a ciertas medidas legislativas que se pretenden aprobar y también permiten participar activamente de procesos de investigación sobre diversos asuntos. Otra forma es asistiendo a las sesiones legislativas para poder conocer las ideas que proponen las personas electas y si en efecto están defendiendo los intereses de las grandes mayorías de nuestro país: a la clase trabajadora, cuya mayoría son mujeres.
A pesar de que el Capitolio es público, igual que las sesiones legislativas, recientemente el presidente del Senado y el Sargento de Armas han restringido el acceso del público. Es otra de esas acciones que hacen imperceptibles las sutiles diferencias que debe haber entre el liderato del Partido Popular Democrático y el antiguo liderato del Partido Nuevo Progresista en el Senado. Esto confirma que ambos le temen a enfrentarse y a responderle a la ciudadanía. Una muestra más de su decadencia. Necesitamos continuar organizándonos para superar el bipartidismo tradicional de una buena vez.