Recientemente participé, junto al compañero Juan Dalmau y un grupo de estudiantes universitarios, en una clase a la que fuimos invitados para conversar sobre la historia de la persecución política al Partido Independentista Puertorriqueño, su liderato y militancia. Casi al finalizar el diálogo le decía a Juan y a los estudiantes que el grandioso resultado electoral del 2020 y el avance en el país del proyecto Patria Nueva era también la respuesta del Partido y su militancia a esa persecución y criminalización de la lucha por la independencia.
No empece la cruenta persecución del gobierno estadounidense en contubernio con los gobiernos coloniales, durante 75 años nuestro movimiento de liberación nacional se ha mantenido firme en la lucha por la independencia de Puerto Rico.
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Décadas de lucha contra el colonialismo disfrazado de oficialidad, contra el espejismo de crecimiento económico y de entrega del país al mejor postor, de hacer frente al transculturalismo constante, de combatir la destrucción de nuestros recursos naturales, de promover la confianza en nosotros mismos cuando otros siembran el miedo a la libertad, continuamos luchando con más fuerza y compromiso en todos los frentes, en las elecciones, en la calle y desde la Legislatura.
Ante un país quebrado económica y socialmente, con gobiernos nefastos y corruptos, con la presencia de la expresión más burda del colonialismo, la Junta de Control Fiscal, que no solo gobierna en el país y representa los grandes intereses, sino que también mutila y destruye derechos de las trabajadoras, pensionados y distintas instituciones como la Universidad de Puerto Rico, se hace más urgente la existencia y permanencia de una institución política que combata esos abusos y bajo la cual sigan formando parte quienes luchan por nuestra libertad.
La única alternativa para acabar con la Junta y el colonialismo que la crea y para transformar el país, es la independencia, y para ello es necesario, como expresó el fundador de nuestro partido, el doctor Gilberto Concepción de Gracia: “en esta hora es el Partido Independentista Puertorriqueño el custodio defensor del ideal; el movilizador de la conciencia puertorriqueña; el organizador de la voluntad proindependencia de una nación latinoamericana que quiere supervivir; la culminación de un proceso histórico; el corazón, firme y palpitante del pueblo independentista”.
