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Opinión de Alex Delgado: ¿Qué hacemos con los policías?

Lee la columna de opinión del periodista Alex Delgado.

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Este fin de semana la ciudadanía podría quedar a merced de la delincuencia con el llamado para que los miembros de la Policía se hagan los enfermos y se ausenten desde el viernes en la noche hasta el lunes a las 4:00 a.m. como protesta por las condiciones de retiro de los policías. El reclamo es genuino, el método de presión es equivocado y arriesgado. La mira del arma la ponen apuntando hacia La Fortaleza, pero la boca del cañón apunta a la ciudadanía, trabajadores como ellos, padres de familia, niños, ancianos y todo aquel que pueda ser víctima del crimen.

En el pasado mes, la ola criminal ha ido en ascenso y la peculiaridad es que hay asesinatos que se están dando a plena luz del día, y con personas inocentes en el lugar. Ahora imagine cómo se sentirán los criminales este fin de semana teniendo “mano libre” cortesía de este llamado. Obviamente, si ocurre algo transcendental por la ausencia de policías, los que incitan a dejar a los ciudadanos a merced de los criminales van a responsabilizar al gobierno, a la Junta de Supervisión Fiscal, al Congreso de Estados Unidos, al presidente Biden, etcétera.

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Sí, su acción es en reacción a la dejadez del gobierno en atender el problema, pero quien la determina es el policía que decide no presentarse. Es como si usted tiene un familiar en sala de operaciones y el médico dijera “hasta que el plan no me pague como me debe, lo justo, no termino la operación”. ¿Quién es el que tiene la vida del paciente en sus manos? ¿El plan médico o el doctor? Usted responsabilizará al médico porque lo más importante es culminar el proceso quirúrgico. Sí, es un ejemplo dramático, solo lo planteo para ilustrar que aunque la manifestación es por una disputa entre los policías y el gobierno, el paciente que llevará la peor parte es el pueblo; el desquite será contra el gobierno, pero el tiro es, otra vez, contra la ciudadanía.

El asunto de seguridad de este fin de semana es el más importante a corto plazo, pero no es el problema principal. Lo es no solo el retiro, sino los salarios, las condiciones de trabajo, los recursos que no tienen nuestros policías. ¡No es aceptable! ¡Punto! Cada campaña electoral vienen con el trillado estribillo de “Vamos a hacerle justiciar a nuestros policías”. Todos saben que es una cuestión de dólares y centavos. Todos saben que la Policía de Puerto Rico necesita más dinero, pero se olvidan al llegar al poder.

El reclamo que hacen los gremios de la uniformada es que se haga valer la Ley 81 firmada por la exgobernadora Wanda Vázquez. ¿Qué establece esa ley? Básicamente que los policías que hayan entrado al cuerpo entre 1990 y 1999 puedan retirarse entre los 55 y los 58 años de edad, con entre el 45 % y el 55 % de su salario actual como retiro. La ley incluye a otros funcionarios de seguridad. ¿Cuál es el problema? El mismo de muchas leyes: no identifica o establece certeza de cómo se sufragará el plan. Dice que los fondos “…provendrán del Fondo General de los ahorros en nómina generados en virtud de la aprobación de esta”. Es muy genérico y se presta para lo que ha ocurrido en el pasado, que luego no se concreta la expectativa y empezamos a caer en crisis nuevamente. Es como pedir un préstamo diciéndole al banco que va a sacar el dinero para pagar de unos ahorros que piensa hacer o que hizo y ya. Al banco usted tiene que pesentar evidencia de ingresos. La ley no especifica “el dinero se va a obtener de este recorte en esta agencia que vamos a hacer, y de esta otra”, etcétera.  Ahí usted ve cómo, con el lodo en las narices, nuestra clase política sigue actuando igual y eso es lo que nos va a llevar barranco abajo nuevamente una vez culmine la ley PROMESA.

Revisando la cantidad de entidades gubernamentales con presupuesto vigente, encontré dependencias no tan importantes que me hicieron rascar la cabeza pensando si de verdad tienen mayor importancia que la Policía y nuestra seguridad. Si el gobierno tiene un presupuesto limitado, tiene que establecer prioridades. Tengo la impresión de que aún hay espacio para recortar en el gobierno y pasar más fondos a la Policía.

Ahora bien, no todo puede ser recortes. Hay maneras de allegar fondos a la alcancía de la Policía. En distintas jurisdicciones de Estados Unidos, cuando se va a celebrar un evento que conlleva alguna alteración de lo común y ordinario, y que demande trabajo de la policía, se le cobra a los encargados. Eso es una forma de llegar fondos. No hay que inventar la rueda. Opciones para allegar fondos a la Policía hay. Lo que no hay es voluntad de moverse y la fácil es patear la lata mientras nuestros uniformados pasan las de Caín. Eso es sencillamente inaceptable. 

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