“Más vale diablo conocido que diablo por conocer”, dice el refrán. Hay momentos donde es necesario tomar el riesgo de intentar algo desconocido o distinto, sin embargo, ese paso no se da al garete, se da tomando en consideración contextos y circunstancias, avisos, señales.
En la isla hemos sido gobernados por el PNP y el PPD. Bajo ambas colectividades se han dado manifestaciones, unas pacíficas y otras violentas, siendo la mayoría pacíficas. Manifestarse y exigir en la calle es un derecho. No obstante, hay que tener presente que el derecho de uno comienza donde termina el de los demás, es decir, mi derecho no vale más que el derecho de otra persona, ni a la inversa.
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En la isla todos defendemos y creemos en el derecho a manifestarse. ¿No hubo una multitudinaria manifestación por la salida de la Marina de Vieques? ¿No hubo otra en el verano del 2019 contra el gobernador Ricardo Rosselló para sacarlo del gobierno? ¿Una contra LUMA hace unas semanas? ¿Qué me dicen de la cantidad de manifestaciones contra el gobierno en el área de El Capitolio? ¿No vimos un grupo manifestarse la semana pasada contra el Plan de Ajuste Fiscal frente al Tribunal Federal? El que diga que aquí se oprime, reprime y suprime las manifestaciones, es un alumno aplicado del ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, quién decía: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad”. Cuando hay vandalismo y violencia, obviamente, el estado tiene la obligación de proteger vida y propiedad.
Creo que podemos coincidir que el sector de izquierda es el que más activa y defiende el derecho a manifestarse. Es el que habla de que prohibir una manifestación es opresión, represión, dictadura y fascismo. El derecho del pueblo a manifestarse es universal y no se aplica la creencia en dicho derecho dependiendo de qué país se trate.
El pasado fin de semana trascendió que la senadora del PIP, María de Lourdes Santiago, firmó una carta, para, entre otras cosas, apoyar la prohibición de que el pueblo cubano se exprese en las calles. Si el PIP como partido no apoya esa prohibición, pues que por lo menos emita un comunicado aclarando que no es la posición de la colectividad. Entiendo que no lo harán porque el PIP, en mi opinión, sí cree en amordazar al pueblo cuando la manifestación es en contra de sus camaradas.
Aparte de Santiago, el representante pipiolo Denis Márquez defendió las acciones del gobierno cubano desarticulando, macaneando y arrestando manifestantes pacíficos. Decía que dichas manifestaciones eran incitadas por Estados Unidos. Bueno, si eso ocurre allá, pues uno debe suponer que aquí también hay acciones incitadas por intereses o gobiernos extranjeros. Ahora, ¿aquí se macanea y encarcela al pueblo por expresarse pacíficamente en la calle? Usted sabe que no.
Pregunto: manifestarse para exigir mejor servicio al presidente cubano Miguel Díaz Canel, ¿sería una “manifestación subversiva… un atentado al sistema político vigente”? La respuesta del PIP sería que sí lo es. Otra pregunta: manifestarse para que Ricardo Rosselló renuncie a su puesto sería una “manifestación subversiva… un atentado al sistema político vigente”? Ahí no, ahí sería un derecho del pueblo. ¿Entiende el doble discurso del PIP?
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En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega encarceló a sus candidatos opositores antes de las elecciones y arrestó estudiantes solo por expresarse en las calles contra el gobierno. Ortega ganó con el 75 % de los que votaron y con una abstención de más del 65 %. Ortega es uno de los aliados del PIP. ¿Apoya el PIP la estrategia de encarcelar adversarios y/o estudiantes que se manifiesten contra el gobierno? Si no lo apoyan, entonces que condenen esos actos. No lo harán.
Entendiendo que si el PIP cree en esas acciones de Cuba y Nicaragua, es natural pensar que lo mismo aplicarían en la isla bajo su gobierno, si lo entendieran necesario. Dirían que lo harían porque Estados Unidos está detrás.
Uno cree o no cree en las cosas, no cree dependiendo si la moneda cae en cara o cruz, o dependiendo si es Cuba o Puerto Rico. Si se cree en prohibir las protestas en Cuba y Nicaragua porque se trata de gobiernos izquierdistas, es natural que lo creyeran aquí, pero solo con ellos en el poder. El apoyo explícito del PIP a prohibir las manifestaciones del pueblo contra el estado en Cuba es una señal, un aviso de cómo gobernarían ellos.
¿No prometió Fidel Castro acabar con la dictadura de Fulgencio Batista? El pueblo cubano le creyó, pero luego Castro montó su propia dictadura. Es decir, hablan bonito, pero detrás de la poesía en sus discursos, la mentalidad es otra. De hecho, cuando nací, Fidel Castro era presidente de Cuba y Rubén Berríos del PIP. Unos 45 años más tarde, Berríos sigue siendo el presidente del PIP. Curiosidades.
Las señales están ahí.