Este año se aprobó aumentar el salario mínimo reconociendo que $7.25 por hora es insuficiente para vivir adecuadamente. Aunque insuficiente, es un avance con respecto a las condiciones actuales. Sin embargo, a pesar de existir una propuesta concreta del Movimiento Victoria Ciudadana para que el aumento salarial también fuera extendido a empleadas y empleados que reciben propinas, quienes trabajan por lo general en la industria gastronómica -en hoteles y restaurantes- la versión aprobada las excluye.
Esto significa que un amplio sector de la clase trabajadora, que en su gran mayoría proviene de los sectores más vulnerables -como la juventud, las mujeres, las personas inmigrantes- gana la injusta cantidad de $2.13 por hora. Es decir, reciben un subsalario mínimo.
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La ironía mayor es que la clase patronal intenta justificar esta injusticia tratando de hacernos creer que su trabajo es adecuadamente remunerado porque reciben propinas. Pero, la realidad es que es esta la única industria que le exige a sus clientes subsidiar directamente el salario de la fuerza de trabajo que emplea.
Las personas que reciben propinas sólo lo hacen durante el tiempo de trabajo en el que atienden clientes, es decir, que los patronos le exigen mucho trabajo, tareas y funciones más allá de atender clientes. Por ejemplo, el tiempo de preparación y limpieza que incluye: llenar saleros, limpiar mesas, asientos, brillar cubiertos, barrer, mapear entre otras tareas que pueden incluir limpiar los baños, sin que su ingreso por ese trabajo sea subsidiado por nosotros y nosotras, sin propinas.
La economía no puede mejorar pagando subsalarios a los sectores en mayor desventaja. Una sociedad justa y democrática exige que todas las personas que trabajen sean remuneradas adecuadamente. Les invito a seguir a la página de Justicia Salarial para que se sumen a esta importante iniciativa para alcanzar justicia y democracia en los centros de trabajo.