España ha estado en boca de todos en las últimas horas y por diversas razones. Primero la presencia del Rey Felipe VI en la isla y, más tarde, la “caída” de la estatua de Juan Ponce de León en el Viejo San Juan. Las consecuencias y diversas lecturas de ambos eventos seguro serán materia de discusión en las semanas por venir. Pero a la par con esas discusiones le propongo a usted otra.
Mientras aquello sucede aquí, allá en Madrid la Compañía de Turismo de Puerto Rico ha firmado un acuerdo con la aerolínea Iberia para aumentar la cantidad de vuelos desde San Juan a la capital española. El anuncio luce como una buena noticia para esa empresa e indudablemente para España y los viajeros locales que ven al país ibérico como uno de sus más populares destinos para vacacionar.
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Sin embargo, sin ánimo de sonar pesimista, espero que este acuerdo no sea solo una movida temporera con fecha de caducidad. Y me explico. No es la primera vez que Iberia y otras líneas aéreas han apostado a vuelos directos desde Puerto Rico a Madrid y otras ciudades de aquel lado del mundo. Pero esos esfuerzos en ocasiones duran lo que dura la temporada alta de los viajeros locales: verano. En el pasado, líneas como la propia Iberia, American Airlines y Air Europa han aumentado sus vuelos directos desde San Juan a Madrid. Otras como la alemana Condor en 2011 o Norwegian Air en 2015 anunciaban con grandes expectativas sus conexiones semanales entre San Juan y ciudades europeas. Pero pronto pasó lo que siempre ha ocurrido. Las conexiones directas entre Puerto Rico y ciudades del Viejo Mundo se convierten en una suerte de “guagua” para llevar viajeros boricuas a sus vacaciones, pero regresan sin viajeros europeos interesados en la isla como destino.
No es un problema nuevo. Puerto Rico históricamente se ha conformado con atraer a viajeros estadounidenses de la Costa Este y ha mostrado poco interés en atraer nuevos visitantes. Como resultado, el presupuesto de publicidad para la isla es casi inexistente y se pierde en el universo de millones que gastan destinos similares para atraer a viajeros europeos con sus euros y sus ganas de vacaciones largas. Mientras el viajero estadounidense que conocemos muy bien no pasa más de 3 días en promedio visitando la isla y en muchos casos opta por viajar en crucero (lo que implica pocos gastos a nivel local) los viajeros del Viejo Mundo son fanáticos de vacaciones extensas. Sin embargo, la presencia publicitaria de la isla es casi nula por aquellas tierras. El resultado es que pocos nos conocen. Puerto Rico es comúnmente confundido con otros destinos (como Costa Rica) y, en el peor de los escenarios solo se le recuerda como una antigua posesión de ultramar sin mayores referentes.
Aunque es cierto que Puerto Rico no puede competir con los precios de destinos como República Dominicana y Cuba que han acaparado el mercado de los “todo incluido” observadores de la industria con los que he conversado a lo largo de los años han apostado a que nuestra isla tiene ofrecimientos que fácilmente pueden atraer a viajeros ávidos de experiencias más allá de los confines de un hotel. Incluso viajeros de “lujo” dispuestos a pagar por una experiencia de primera. Pero la estrategia para atrapar nuevos viajeros nunca arranca y los nuevos vuelos se van casi tan rápido como son anunciados. Ya veremos si esta vez la cosa cambia o si otra vez, como siempre, se nos va el avión.