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Opinión de Alex Delgado: ¿Debemos clausurar por positividad al COVID-19?

El periodista y director de programación de NotiUno sugiere que se enfoque la mirada al número de hospitalizaciones antes de hundir el botón de pánico.

Sin duda alguna, el COVID-19 volvió a convertirse en la noticia del año en el 2021. El tema estuvo presente las 51 semanas que van del año sin ausentarse de los titulares mediáticos y las conversaciones coloquiales en cada rincón de Puerto Rico. Y, seguramente, durante la semana que viene, la última del año, será la número uno.

El año comenzó con el proceso de vacunación y cuántas personas estaban vacunadas. Ya casi cerrando el año alcanzamos alrededor del 80% de las personas aptas para inocularse con su serie de vacunas completadas, aunque, en el caso de la tercera dosis, la velocidad se había reducido. Sin embargo, el repunte provocó que se duplicara la cantidad de personas buscando dicha dosis, según me confirmó el martes pasado Lilliam Rodríguez, de Voces PR.

En algún momento del año nos convertimos en una de las jurisdicciones de Estados Unidos que mayor cantidad de personas vacunadas tenía en términos porcentuales, y cuidado si fuimos la que más vacunados registró.

El tema de los brotes surgió en algunas ocasiones, pero en el cierre del año la noticia del mayor aumento de tasa de positividad vuelve a acaparar la atención de los puertorriqueños. Algunos lo llaman el “brote Bad Bunny”. ¿Fue realmente ese concierto el que provocó un aumento sin precedentes de contagios? ¿Debemos volver a la histeria del 2020 cuando aumentaba la tasa de positividad? Quiero ser justo en el análisis.

En el 2020, cuando se disparaba la tasa de positividad, el temor, más allá de las personas contagiadas, era la capacidad de los hospitales para atender una avalancha de enfermos. El 80% de los contagiados era asintomático y su mayor consecuencia era una atrincherada estadía en su casa por dos semanas. Del otro 20% con síntomas, una minoría terminaba en el hospital. Sin embargo, no había cama ni ventilador pa’ tanta gente y la vida de esa “minoría” podía correr peligro. No existía vacuna y por eso había que tomar serias medidas, por eso era comprensible los cierres, el control del aforo en los restaurantes, la prohibición de eventos multitudinarios y otras restricciones.

Nadie estaba vacunado en aquel entonces. Hoy, casi 2.5 millones de puertorriqueños tienen una serie de vacunas administradas. La función principal de la vacuna es reducir o eliminar los síntomas del COVID y evitar que usted llegue al hospital. ¿Funciona la vacuna? Para marzo de este año, cuando se comenzó a vacunar a la población de forma masiva y sin condición, las hospitalizaciones y las muertes por COVID se redujeron sustancialmente. Las personas que han fallecido estando vacunadas son casi todas por condiciones crónicas.

Veamos los datos de tres semanas recientes concernientes a las semanas del 14 al 20 de octubre, del 3 al 9 de diciembre (la semana antes del concierto de Bad Bunny) y del 14 al 20 de diciembre (una semana después del concierto).

La semana de octubre tuvo una tasa de positividad que promedió 2.15% y 102 hospitalizados. La semana antes del concierto promedió 2.42% con 56 hospitalizaciones, y la semana después del evento los números fueron 10.8% con 54 hospitalizaciones.

¿Por qué con un aumento drástico de tasa de positividad, las hospitalizaciones bajaron, en comparación con octubre, y se mantuvieron igual antes y después del concierto? Porque hay más personas vacunadas en diciembre de lo que había en octubre y porque la vacuna está haciendo su trabajo. 

¿Cuál es el mayor peligro? ¿Que usted de positivo o que usted termine en el hospital? Si la respuesta es que usted termine en el hospital, ¿por qué la histeria cuando aumentan los positivos y la pasividad cuando teníamos el doble de hospitalizados? No resto méritos a la preocupación genuina del alza de positivos, pero no entiendo por qué, con el doble o triple de hospitalizados, que es el mayor peligro, todo estaba normal y nadie levantaba una bandera roja. Por lo menos, hasta el día de hoy, mayor tasa de positividad no redunda necesariamente en mayor hospitalizaciones, que es el mayor peligro del COVID porque puede ponerlo a usted a pasos de la muerte. Eso ocurre porque la vacuna está funcionando, y si la vacuna está funcionando, ¿cuál es la histeria? La histeria y las medidas ultradrásticas envían el mensaje equivocado y erróneo de que ni la vacuna es confiable y que hay que encerrarse.

Mencionaba en mis redes sociales que no se puede bajar la guardia contra el COVID, pero que no bajar la guardia no es comportarse de manera histérica pidiendo cierres y cancelaciones. No bajar la guardia es protegerse vacunándose con las dosis recomendadas, es utilizar la mascarilla la mayor parte del tiempo y lavarse las manos constantemente. Uno puede fallar en el caso de la mascarilla, lavado de manos o en el distanciamiento, pero estar vacunado es su mayor protección cuando usted, como ser humano que es, falla en las otras.

Aquí ha habido decenas de conciertos con cientos de miles de personas aglomerándose en el Choliseo, en el Coca Cola Music Hall, en Bellas Artes de San Juan y Caguas, entre otros. Cientos de miles chinchorrean semanalmente en la isla y la tasa de positividad “estaba bajita”. Para tener una comparable justa referente al público, la cantante colombiana Karol G se presentó dos noches en el Choliseo y el lugar se llenó a capacidad. ¿Hubo algún issue de aumento? La tasa de positividad se mantuvo promediando entre los 2% y 3%.

Recuerdo cuando la gobernadora Wanda Vázquez argumentaba que había bajado la tasa de positividad y la clase médica científica decía que eso no era cierto, que lo que pasaba era que no se hacían pruebas suficientes, que si se hacían más pruebas aumentaría la tasa de positividad. Como lo que es igual no es ventaja, eso mismo habría que aplicarlo hoy, y si lo vamos a aplicar, entonces podemos deducir que la tasa de positividad aumentó porque la gente salió en estampida a hacerse la prueba. Con ese panorama podríamos suponer que si los números de positividad antes del concierto de Bad Bunny eran “bajitos”, pues era porque la gente no se hacía pruebas, aun estando contagiados, por lo que teníamos una falsa impresión de que la positividad estaba por el suelo.

Si existe la posibilidad de que la tasa de positividad haya estado en los pasados meses alta sin nosotros saberlo, y vivíamos “normal”, pues más o menos igual podríamos seguir viviendo ahora porque la verdadera medición son las hospitalizaciones y esas han venido bajando o al menos sin aumentar porque la vacuna está trabajando.

No es que no se haga algo. Se pueden tomar medidas razonables, pero no deben estar influenciadas por la histeria. En mi opinión, la “tasa de positividad” no es, ni será, la medición apropiada para tomar decisiones mientras dependa del libre albedrío de los ciudadanos. Si me dicen a mí que todos los ciudadanos se la harán semanalmente, pues podría tener certeza, pero  no es real que el 100% de los ciudadanos se la hagan semanal. Mientras, hospitalizaciones y muertes debe ser la medición para apretar el botón del pánico y tomar medidas drásticas.

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