Durante las pasadas cuatro semanas Puerto Rico ha vivido el embate de una nueva ola de contagios de COVID-19, en su mayoría por la nueva variante Ómicron. Esa realidad se ha visto reflejada en un dramático aumento en los contagios diarios, hospitalizaciones, una tasa de positividad que rebasa el 40% y largas filas de puertorriqueños en busca de pruebas. Como si fuera poco, por segundo año consecutivo, el virus nos arrebató la época navideña que los puertorriqueños tanto ansiamos y atesoramos.
Pero más allá de las cifras y otras discusiones, me parece que la pandemia pone a prueba una cualidad muy importante en nuestra sociedad: la solidaridad. Demostrado está que el COVID-19 es un virus que puede ser más letal en adultos mayores y personas con condiciones pre-existentes, especialmente con el sistema inmunológico comprometido. Sin embargo, aun sin las condiciones de mayor vulnerabilidad, cualquier persona está en riesgo y puede contagiar a otros. Es ese elemento el que hace necesario una enorme dosis de solidaridad y empatía en la lucha para vencer el virus.
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Ciertamente, el gobierno tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos y debe tomar las acciones necesarias para el cumplimiento de esa obligación, siempre y cuando estas sean razonables, no onerosas, y se brinde opciones a los ciudadanos que por distintas razones no pueden o no desean cumplir con algunos requerimientos establecidos. Pero en esta dinámica, entiendo es fundamental que cada uno de nosotros pensemos en cómo protegernos como sociedad para evitar que aquellos más vulnerables, según la ciencia, sean alcanzados por el virus. Si usted, al igual que yo, cree en la importancia de la vacunación, hágalo sin dilación y promueva que los suyos lo hagan. Use mascarilla, evite aglomeraciones y si tiene algún síntoma, evite exponerse. Realícese una prueba diagnóstica y confirme si en efecto es usted un caso positivo o no. De esa manera no exponemos, al azar, a algún ser querido a ser uno de los casos graves de COVID-19. Si usted no puede vacunarse por razones de salud, o no cree en la misma, tome las mismas precauciones para proteger a los que lo rodean.
En fin, esta pandemia no solo se trata de nuestra protección individual. Se trata de ser solidarios evitando el contagio y la propagación. Tomemos conciencia de que ese caso fatal, entre tantos asintomáticos o con síntomas leves, puede ser ese ser que usted tanto ama. ¡Juguemos pa’l equipo!