Para adelantar en el caminar hay que aprender a mirar el horizonte y mirar los pies a la vez. Ambas cosas son necesarias. Desde el 2005 hasta el 2017, mientras nuestra clase política veía la quiebra venírsele encima como avalancha, se dedicaron a entretenerse en sus intrigas partidistas. No obstante, eran incapaces de mirar al horizonte y ver que nuestra Isla sería azotada por una crisis que va a requerir del ingenio y el espíritu de lucha más férreo que el pueblo de Puerto Rico haya tenido en sus últimos siglos de historia.
Entre enero y diciembre de 2021 se registraron en Puerto Rico solo 18,439 nacimientos, la cifra de natalidad más baja en la historia del País desde el 1889. Medios noticiosos informan que, entre julio de 2020 a julio de 2021, en Puerto Rico ocurrieron cerca de 33,000 defunciones y sólo alrededor de 19,000 nacimientos. En el mundo somos sextos en natalidad baja.
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En el 2014, varios colaboradores del Banco de la Reserva Federal advertían que “La población de Puerto Rico ha estado decreciendo durante casi una década y el ritmo de contracción se ha acelerado en años recientes. Aunque una disminución en la tasa de natalidad ha contribuido a esta reducción, un factor más importante ha sido el aumento en la migración de salida de sus ciudadanos. El éxodo—que incluye una porción grande de jóvenes—ha acelerado el envejecimiento de la población, pero no ha conducido, necesariamente, a una “fuga de cerebros”. Para contrarrestar la pérdida de población, Puerto Rico no sólo debe adoptar medidas que apuntalen su economía y amplíen las oportunidades de empleo, sino que debe poner en vigor, además, reformas fiscales y realzar los atractivos de la Isla”.
Nada de eso se ha hecho. No podemos permitir que se nos siga gobernando por inercia, de crisis en crisis, sin visión hacia el horizonte. No se nos puede seguir gobernando desde ordenes ejecutivas, oprimiendo a la gente y dominándola con el miedo y la incertidumbre. Fomentando una cultura de muerte y desasosiego en donde la gente no quiere asentarse y hacer familia.
Tenemos que enfrentar nuestro horizonte sin meter la cabeza entre los pies. Necesitamos mirar al futuro con espíritu de lucha, con propuesta de una cultura de vida, donde se fomente y se atesore la familia, el emprendimiento, la innovación, la educación y la seguridad pública. Vivimos donde otros quisieran vacacionar, dice la frase popular. Mi esperanza es vivir en un Puerto Rico donde la gente quiera hacer familia. Sin vida no hay familia. Sin familia, no hay Puerto Rico.