Con la medalla de oro en su cuello y la felicidad de ver a su familia en el corazón, Jasmine Camacho-Quinn tocó suelo boricua por primera vez desde la histórica gesta en Tokio, donde se convirtió en la primera campeona olímpica del atletismo puertorriqueño.
“Pensé que estaría bien pero… no he visto a mis padres en dos meses. Así que solo el hecho de verlos, y ver las sonrisas en sus caras luego de lograr algo tan asombroso, obviamente trajo lágrimas a mis ojos. Significa mucho”, relató Camacho-Quinn sobre el reencuentro con sus progenitores, que tuvo lugar en uno de los terminales del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín.
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En el terminal 3 de la línea JetBlue, decenas de personas se congregaron para ver la llegada de la segunda medallista de oro olímpica de Puerto Rico, quien arribó en un vuelo desde Orlando a bordo de la nave bautizada como el “Bluericua” poco después de las 10:00 a.m.
Camacho-Quinn fue recibida por sus progenitores, María Milagros Camacho y James Quinn; por dos de sus hermanos, James Jr. y Miguel; así como por varios integrantes de su familia extendida, como primos y sobrinos.
Aunque Camacho-Quinn exhibió un dominio absoluto en sus tres carreras en Tokio –que incluyeron un récord olímpico de 12.26 segundos en la semifinal de los 100 metros con vallas– la atleta recordó que fue la culminación de un complicado ciclo en el que situaciones físicas y emocionales previnieron su participación en dos campeonatos mundiales, al igual que en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2018 y los Juegos Panamericanos de 2019.
Todo ocurrió luego de que en 2016, entonces como una joven promesa de 19 años, Camacho-Quinn se quedara corta de la final en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro tras tropezar con una valla en la fase semifinal.
“Luego de la carrera de 2016 dije que no iba a permitir que esa carrera determinara mi futuro. Sí tuvo impacto sobre mí, me perdí dos mundiales, los Panamericanos y Centroamericanos y no sé si quizás era el miedo por lo que pasó en 2016. En el año olímpico, sin embargo, es un sentimiento diferente. Tienes que esperar tanto y no podía permitir que pasara lo mismo. Salía cada día a entrenar superduro. El amor que he recibido de mi familia, entendiendo todo lo que he tenido que pasar, de verdad que les agradezco eso y significa mucho. Este era el año de la redención, solo quería traer esa medalla a casa y trabajé para eso”, afirmó la vallista.
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Un trasfondo diverso
Durante la conferencia de prensa a minutos de su llegada, Camacho-Quinn reconoció la importancia social que puede tener el que una mujer negra, criada en la diáspora, se convirtiera en la segunda campeona olímpica puertorriqueña.
Al tiempo que afirmó que ella ha “abrazado” en todo momento la identidad puertorriqueña, Camacho-Quinn, nacida y criada en Carolina del Sur, hizo hincapié en el trasfondo diverso de muchos de sus familiares cercanos.
“Nunca he negado nada, siempre he hecho saber de dónde vengo. Mi familia es bien mezclada. Mis primos son puertorriqueños-coreanos. Mientras crecía, mi mamá me hizo saber que ella era una mujer puertorriqueña y para nosotros no hay forma de negar eso. Ella nos inculcó eso así que abrazamos ambos lados. No es como que crecimos no sabiendo nada de nuestro lado puertorriqueño, y definitivamente lo abrazamos y nos enorgullece. Al final se trata de qué hagas con eso y yo nunca abandoné mi lado boricua”, expresó Camacho-Quinn.
Luego de salir del aeropuerto, Camacho-Quinn y su familia comenzarían una caravana que pasaría por San Juan y terminaría en Trujillo Alto, pueblo del cual es natural María Milagros, la madre de la campeona olímpica.
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Mañana, Camacho-Quinn sería objeto de otros homenajes, incluyendo uno en la Cámara de Representantes, antes de regresar a los Estados Unidos para continuar su preparación de cara al final de la temporada de 100 metros con vallas. Su próximo compromiso será la parada de la Liga Diamante en Bruselas, Bélgica, el próximo 3 de septiembre.
“El mensaje que tengo es que, si dedicas tu vida a algo y trabajas, no te rindas. Pequeños errores ocurrirán, habrá obstáculos en el camino, pero no podemos dejar que nos detengan. Pon tu mente en algo y lo lograrás, y no escuches a lo que los demás tienen que decir. Si sigues tu corazón y eres tú misma, lo bueno llegará”, sostuvo la corredora, quien estuvo acompañada por el gobernador Pedro Pierluisi; la presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico, Sara Rosario; el secretario de Recreación y Deportes, Ray Jones Quiñones; y el alcalde de Trujillo Alto, José Luis Cruz Cruz.
Mira una fotogalería de la llegada de la medallista de oro:
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Mira el vídeo de la caravana de recibimiento a Jasmine Camacho Quinn de San Juan a Trujillo Alto: