Eddie Rosario hablaba hace unos días acerca de su bate de la suerte. Había comenzado a lucirlo, con una noche de cuatro imparables a mediados de septiembre.
“He usado este bate con el que completé el ciclo, y no me ha decepcionado”, dijo el boricua después de su segundo encuentro con cuatro hits en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. “Este bate no me ha decepcionado todavía”.
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El sábado ese madero le sirvió para algo más: Ser el Jugador Más Valioso de la serie.
Rosario siguió brillando con un jonrón de tres carreras y los Bravos de Atlanta avanzaron a la Serie Mundial por primera vez en este siglo, tras imponerse el sábado 4-2 sobre los Dodgers de Los Ángeles.
El puertorriqueño realizó una contribución sobresaliente en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, para que los Bravos se impusieran en seis juegos y dejaran fuera a los campeones vigentes de las mayores.
Atlanta exorcizó los demonios de la pasada Serie de Campeonato, en la que dilapidó ventajas de 2-0 y 3-1 ante los Dodgers. Ahora logró finiquitar la tarea y se medirá en el Clásico de Otoño con los Astros de Houston, campeones de la Liga Americana.
El primer juego está pautado para el martes por la noche en el Minute Maid Park de Houston.
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Los Bravos, que no avanzaban a la Serie Mundial desde 1999, no la ganan desde 1995, cuando superaron a Cleveland con un equipo que incluía a cuatro eventuales miembros del Salón de la Fama —Greg Maddux, Tom Glavine, John Smoltz y Chipper Jones.
A pesar de aquella coronación y de su trayectoria refulgente, aquel grupo se recuerda también por numerosas derrotas dolorosas en los playoffs. Atlanta llegó a hilvanar en esa época 14 cetros divisionales.
El equipo actual tiene en cambio héroes inesperados.
Rosario, adquirido durante una ráfaga de canjes de emergencia antes de que venciera el plazo del 30 de julio, fue una de las piezas que reconstruyeron el jardín de Atlanta, devastado por las lesiones.
El jardinero de Guayama impuso un récord de la franquicia. Es apenas el quinto pelotero en la historia del béisbol que ha pegado 14 hits en una serie de postemporada.
“Desde que era un niñito soñé con este momento”, dijo Rosario. “Mírenme ahora”.
Will Smith resolvió en tres hombres el noveno episodio para acreditarse su cuarto rescate en la postemporada, luego de un relevo brillante de Tyler Matzek, quien salió de un predicamento en el séptimo capítulo, mediante tres ponches.
El zurdo acumula 11 abanicados con corredores en posición de anotar en la séptima entrada o más tarde durante estos playoffs.
“Estuve fuera del béisbol en 2017”, recordó Matzek. “Ahora estoy en la Serie Mundial”.
Alentado por el coro de “Eddie” que emitió la multitud de más de 43.000 fanáticos, Rosario bateó de 25-14 (.560) ante los Dodgers, con tres vuelacercas y nueve remolcadas.
Su último hit fue ciertamente la obra maestra en la carrera del jugador de 30 años.
Con la pizarra empatada 1-1 en la parte baja de la cuarta entrada, Rosario llegó después de que el emergente venezolano Ehire Adrianza extendió el inning mediante un doblete al rincón del jardín derecho con dos outs.
Travis d’Arnaud, un cátcher que no se caracteriza por su velocidad, se mantuvo en la antesala por orden del coach Ron Washington, quien seguramente estaba al tanto de quién venía a continuación.
Rosario se enfrascó en un largo turno con Walker Buehler, quien lanzó con tres días de descanso después de que Max Scherzer quedó descartado por fatiga en el brazo.
En los primeros dos lanzamientos, Rosario abanicó. Luego conectó un batazo de foul.
Vino una bola y otros dos fouls.
Finalmente, encontró un lanzamiento a modo del pitcher que había logrado 16 triunfos en la campaña con los Dodgers. El boricua prendió esa recta cortada y la transformó en un cohete a 105 mph que viajó por toda la línea del jardín derecho, como una flecha que se clavó entre las butacas.
Por los Dodgers, el dominicano Albert Pujols de 2-0.
Por los Bravos, el puertorriqueño Rosario de 4-2 con una anotada y tres producidas. El venezolano Adrianza de 1-1 con una anotada. El panameño Johan Camargo de 1-0. El cubano Jorge Soler de 1-1.