El 8 de agosto de 2017 fue la fecha que marcó a la modelo brasileña Nara Almeida, a un mes de celebrar sus 24 años una noticia cambiaba su vida.
Ese día le diagnosticaron cáncer de estómago, aunque no era de los más comunes pero sí de los más dolorosos.
A partir de ese momento su novio, el también instagramer brasileño Pedro Rocha, fue imprescindible en todo el proceso. Sin él, afirma, “no hubiera podido continuar”.
El tratamiento que ella necesitaba no está al alcance económico de cualquiera en Brasil, por lo que pidió ayuda en varias ocasiones al Gobierno, sin obtener respuesta.
A finales de abril, publicó que había contactado con un donante que financiaría los seis primeros meses de sus tratamiento de imunoterapia. Estaba feliz y los médicos eran optimistas.
Esa sería la última vez que Nara actualizaría su cuenta de Instagram. A pesar de sus ganas de vivir, en 10 meses la terrible enfermedad apagó su vida.
Fue su novio el primero en dar la noticia a través de sus redes sociales con una foto en donde aparecían los dos.
Imágenes y la dura batalla
Lejos de venirse abajo, la joven buscó sacarle algo bueno a lo malo que estaba viviendo y por eso se propuso contar al mundo su lucha contra el cáncer a través de su cuenta de Instagram.
Desde que supo su fatídico diagnóstico, su red social comenzó a mostrar el día a día del cáncer que sufría.
Sus casi cuatro millones y medio de seguidores fueron testigos de su lucha, incluso muchos la hicieron hecho propia.
La mayoría de sus imágenes la muestran con una sonda nasogástrica o mostrando las cicatrices de su cuerpo que dejaban las intervenciones quirúrgicas.
Ella nunca perdió la esperanza y agradeció en sus publicaciones el apoyo de todos sus seguidores, que a través de sus comentarios transmitían la fuerza necesaria para sobrellevar la enfermedad.
El cáncer la postró en una cama de hospital, fue entubada casi desde el principio y sufrió fuertes reacciones alérgicas a los medicamentos proporcionados por los médicos.