¿Trata Bohemian Rhapsody sobre Queen o sobre la vida de Freddie Mercury?
Esta interrogante debería sacarla de su mente porque podría afectar su juicio sobre la excelente cinta de 20th Century Fox que estrena hoy. Esta fantástica propuesta escrita por Peter Morgan (Frost/Nixon, The Queen), que presenta los inicios y el vertiginoso ascenso de la banda, intenta cubrir todas las bases sobre ambos nombres, lo cual funciona, a veces, a favor, y en otras, en contra. La cinta establece cómo Farrokh Bulsara, nombre de pila de Mercury (interpretado por Rami Malek), un hijo de inmigrantes parsi, confronta el discrimen étnico, provocando fricción entre su familia, lo cual lo llevara finalmente a desatar todo ese conflicto interno sobre la tarima. No han transcurrido diez minutos de cinta cuando ya Freddie comienza a hacer despliegue de su talento al reemplazar al cantante de la banda creada por Brian May (Gwilym Lee), Roger Taylor (Ben Harbee) y John Deacon (Joseph Mazzello). Ya para este momento estamos frente al intrépido grupo Queen, que desafiará las reglas de la industria musical, gracias a su revolucionario sonido y a la presencia de Mercury.
El filme continúa los pasos acelerados de la banda, enfocando la narrativa en los orígenes de las más emblemáticas canciones del grupo musical, e intercalándola con el descontrol que llevará a Mercury al desmedido consumo de drogas y descontroladas aventuras sexuales. La relación entre el personaje y “el amor de su vida”, Mary Austin (Lucy Boynton), es explorada de forma orgánica y es precisamente en los momentos más íntimos entre ambos personajes, cuando Rami Malek, en una actuación contenida, expone sus demonios, representados en sus inseguridades, su oculta homosexualidad y su final contagio de VIH, en tiempos en que el término SIDA significaba pánico, enfermedad que terminó apagando su vida en 1991.
El guionista hace un buen trabajo presentando sus momentos de soledad, generalmente en las secuencias con Mary. Una equilibrada actuación de Malek nos permite entender el conflicto interno que esta figura enfrentaba a diario y que escondía detrás de su extravagante comportamiento y estilo de vida fuera del escenario, y los excesos de Freddy que amenazaron el legado de la banda.
La cinta dista de ser perfecta, quizás por el cambio de director durante el rodaje, que afectó su continuidad, saltando entre momentos importantes, afectando el posible impacto emocional de estos eventos. Uno de sus principales atributos se convierte en una de sus grandes fallas, al descuidar el trasfondo de cada músico y perder la oportunidad de impartirle mayor emoción a la relación entre los músicos. La secuencia de su magnífica presentación en Live Aid en 1985, y recreada de forma impresionante, se extiende por casi 15 minutos, lo cual pudo dedicarse a expandir la historia de los personajes secundarios.
En fin, Bohemian Rhapsody es una travesía musical que te llevará a recorrer la vida de uno de los mayores exponentes del rock contemporáneo y que, sin duda, entrará en la lista de muchos, como este servidor, como una de las mejores biografías musicales.