Estas no son cualquier juguete, son unas muñecas Extra Especiales las que crea Arelis Marrero.
La hija de Arelis, María Isabel, nació con síndrome de Down y, al tener retos en su desarrollo motor, se le hacía difícil jugar con muñecas tradicionales. Arelis pensó que se le haría más fácil jugar con muñecas más pequeñas y livianas. Dio paso a su creatividad y a sus recuerdos de niñez, cuando veía a su mamá coser.
“Extra Especial hace alusión al cromosoma extra que tiene mi hija María Isabel y a todos los momentos especiales y únicos de los que queremos ser parte a través de nuestras muñecas. Cada muñeca es única, con sus detalles y características particulares.
Ninguna se repite. Por eso son personalizadas”, explicó Marrero a Metro.
Asegura que una de las cosas que la hace feliz es cuando observa a María Isabel, quien tiene dos años y medio, jugar con las muñecas, las cuales integra en su rutina. “Eso me llena de mucha felicidad, pues inicialmente mi intención era precisamente que ella pudiera jugar con muñecas. Lo de hacerlas para la venta vino después, cuando mis familiares y amigos comenzaron a pedirme que les hiciera”, añade.
Sin duda, el proyecto, que comenzó en el 2018, ha ido creciendo. ¿Cuál es el próximo paso? “Acabamos de lanzar nuestra tienda online (www.extraespecial.com) donde tenemos disponibles algunos artículos ya listos para envío inmediato. Además de las muñecas, hemos ido integrando otros productos de tela. Todo hecho a mano, únicos y sin que se repitan. Lo próximo que quiero fortalecer es la parte educativa de ir dando a conocer sobre el síndrome de Down, la importancia de la inclusión y de la intervención temprana. Mi mayor sueño es que cada familia que reciba la noticia de que tendrá un hijo con síndrome de Down no sienta temor ni soledad”.
Sus muñecas han tocado muchas vidas. Al mencionar algunas historias, recuerda el pedido especial para crear un papá militar y a su pequeña niña, ambos unidos de las manos con un broche. “Mamá me contó que la niña se emocionó hasta las lágrimas cuando la recibió. Ahora, aunque papá se tenga que ir lejos por el trabajo, ella se sentirá abrazada y acompañada por él”, rememora.
Cuando piensa en la mayor satisfacción de su proyecto, menciona: “Conocer todas las historias detrás de cada muñeca; formar parte de esos momentos únicos que nos hacen sentir extra especial. Es saber que, de alguna forma, le estamos diciendo al mundo que tener un hijo con síndrome de Down no es el fin del mundo.
Un diagnóstico no cambia el amor y la dedicación que tenemos por nuestros hijos. Todo lo contrario, potencia nuestra capacidad creadora, descubrimos una fuerza interior que nos mueve de manera antes insospechada. Nuestra mayor satisfacción es tocar y transformar corazones, así como María Isabel ha hecho con el nuestro”. metro