El recinto más importante de la cultura en México cambiaría por completo en 1990. Del 9 al 12 de mayo la orquesta más importante del país se pondría al servicio de uno de los artistas populares más grandes de la historia moderna: Juan Gabriel. Hoy a 30 años del estreno del álbum en vivo de este gran evento celebramos la historia y leyenda de Juan Gabriel En el Palacio de Bellas Artes.
Hoy en día a nadie le resulta extraño la combinación de algún género popular con orquesta. Sin embargo, cuando se dio la noticia de que el cantautor popular Juan Gabriel iba a presentarse en el histórico Palacio de Bellas Artes se disparó una lluvia de críticas y duros recibimientos por parte del mundo academicista. Ningún músico o artista que no perteneciera a su círculo se había atrevido a realizar una presentación del tipo en este sagrado recinto. Y Juan Gabriel no sólo tuvo el sueño de realizar el cometido, sino que lo realizó a lo grande.
Como artista, el compositor había iniciado su carrera de manera profesional en 1971, cuando lanzó su debut El Alma Joven; una primera producción con la que atraparía la atención de miles gracias a su sencillo “No Tengo Dinero” (Disco de Oro instantáneo). La pluma y voz del mexicano pronto fueron cosechando éxitos y a lo largo de casi veinte años de trayectoria (hasta el año del evento en Bellas Artes) daría vida a canciones que ahora son infaltables en las listas de lo más destacado de los compositores de México; entre ellas “Yo No Nací Para Amar”, “No Vale la Pena”, “Amor Eterno” y “Hasta que Te Conocí”. Todo sin descontar las cientos de canciones que hizo para otros artistas.
La polémica desatada llegó al punto de que muchos escribieron encendidas cartas para que las instituciones administrativas cancelaran el show. Sin embargo, el cariño que se había ganado Juan Gabriel era tal que no sólo siguieron adelante, anunciando que las ganancias se donarían a la Orquesta Sinfónica Nacional; sino que también al evento habrían de asistir grandes personalidades del espectáculo, la cultura y la política mexicana. Los boletos para las cuatro fechas se agotaron en muy poco tiempo. La gente dejó de ir a trabajar para ver a su ídolo y muchos tuvieron que vivir el fracaso de no encontrar una entrada, ni siquiera ofreciendo grandes cantidades en reventa. Quienes pudieron entrar al palacio lo considerarían con los años como un show que marcó su vida y, cuando se estrenó el álbum, primer en vivo del artista, todo México quiso una copia.
En las más de dos horas de Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes, el artista domina el escenario. Se puede escuchar cómo el ídolo lleva a las lágrimas a todos, cómo con unas notas de su voz crea momentos de profunda solemnidad y, al mismo tiempo, cómo hace bromas y reta al público a seguirlo. Con cuarenta años de edad y una excelente trayectoria, Juan Gabriel se encontraba en plena madurez artística y se nota en todo momento, ya sea en el audio del álbum o en los videos que capturan parte de la magia de esas históricas noches, no hay momento de descanso. En cualquiera de sus versiones el registro es para sentarse, dejar todo a un lado y dejarse llevar por la gran paleta de colores que recorren la música popular y de la cual Juan Gabriel era el rey. Géneros como la ranchera, la balada y la cumbia hacen su aparición junto al mariachi y el rock and roll, todos cobijados por una orquesta sinfónica de nivel mundial que hacen de este extraordinario álbum un ícono, no sólo en el país sino en Latinoamérica.
Con esta obra cumbre de la música en México quedó demostrado cómo lo popular y lo culto pueden convivir a la perfección, pero también cómo todo se puede, cuando se hace mucho corazón. Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes con los años se configuraría como un referente obligado para todas las fusiones de géneros con arreglos sinfónicos. Cualquiera lo pudo haber hecho, pero nunca nadie se había atrevido y para ello Juan Gabriel se entregó por completo, dando vida a lo que continúa siendo una inmortal fiesta por la música.