Para llevar a los niños a descubrir las emociones a través de la naturaleza, surgió la corporación sin fines de lucro Zona Educativa Agrícola, que administra la finca Santa Catalina, en los terrenos de la antigua central azucarera en Canóvanas.
El proyecto, que combina la educación, la agricultura, psicología y las artes, se desarrolla enmarcado en un paraíso natural que cuenta con huertos caseros, una zona educativa en la Casona de Luz (un salón para talleres educativos dirigidos por la voluntaria Luz Vélez), caminos de frutos, plantas medicinales, áreas recreacionales y de esparcimiento con hamacas y el gacebo Pan, Chocolate y Café, en el que se ofrecen charlas de café.
Una pared de espinaca, tomate, albahaca, parcha, guayaba, guanábana, piña, limón, papaya y culantrillo, por mencionar algunos, son parte de la gran diversidad de plantas, vegetales y frutos con los que también podrá interactuar. Muchos de estos plantados dentro de materiales reciclados, como gomas, juguetes desechados, pailas de pintura y drones plásticos, entre otros.
Por si fuera poco, la finca cuenta con una gran terraza con una “cocina”, donde elaboran pizzas artesanales confeccionadas en un horno de leña con ingredientes frescos cultivados en la propia finca.
“El horno de leña le proporciona un mejor sabor a las pizzas. Estamos consumiendo algo más natural, como en los tiempos de antes, y, además, ahorramos gas”, comentó el pizzero Juan Rivera.
Las sabrosas pizzas tienen curiosos nombres alusivos a la agricultura, como la Del Huerto, elaborada con salsa roja, mozzarella, espinaca y tomate de la finca, cebolla lila, pimientos, setas frescas, almendras caramelizadas y queso de cabra; De la Tierra, salsa roja, mozzarella, queso cheddar, pollo, churrasco, chorizo, tocineta y cilantrillo fresco; La Cosecha, aceite de oliva virgen, mozzarella, espinaca y tomas de la finca, setas y churrasco; La Finquita, salsa roja, mozzarella, tomate fresco, cebolla lila, pepperoni y albahaca; La Poda, con salsa roja, mozzarella, berenjena, espinacas, tomate, tocineta y albahaca; y la Santa Catalina, con salsa roja, mozzarella, parmesano, pollo, chorizo, calabaza rostizada de la finca, almendras caramelizadas y cilantrillo fresco. Además, puede crear su propia pizza con los ingredientes que prefiera.
“Para muchos de nosotros, la agricultura es paz, es amor, es tranquilidad y un ambiente para estar en armonía con el Poder Superior, y eso es lo que estamos trabajando y la finalidad de la finca Santa Catalina y de la Zona Educativa Agrícola. Que usted pueda llegar a usted mismo”, consideró el Joe Hernández, excontratista retirado que dirige el proyecto.
De igual forma, manifestó que “en la vida nos programan para ser más rápidos. Este es el reto del ser humano. Pero la naturaleza te enseña cuánto tiempo va a tardar lo que va a pasar, en su propio tiempo. La naturaleza es la que nos educa a ser mejores seres humanos, a conocer nuestras emociones y a trabajar con nuestras emociones. Sabes cuando llegan, pero tienes que aprender a manejarlas”.
Otro de los atractivos del lugar es su particular sistema arábigo para hacer café. Podrá disfrutar de una tacita de café elaborado con menta, canela o cardamomo, mientras escucha la historia arábiga del proceso de calentar el café.
“Los árabes calientan los alimentos y el café en la arena porque el café es una semilla tan sensible que la flama que envuelve el metal lo destempla y lo pone más ácido”, explicó el chileno Moncho Bernard, a cargo de impartir las charlas del café.
La finca Santa Catalina es ideal para pasadías familiares, talleres, seminarios educativos y eventos privados, entre otros. Próximamente también se establecerá un teatro para realizar actividades musicales con la espectacular vista de El Yunque de fondo y un bosque para cultivar café.
Dirección:
• La finca Santa Catalina ubica en la carretera 874 kilómetro 4, Barrio Mulas, en Canóvanas.
• Teléfono: 787-662-6992