Todos los años los supersticiosos y los más fiesteros celebran el 23 de junio varios rituales para aprovechar lo que se conoce como “energías mágicas de San Juan”.
La magia que se relaciona con San Juan Bautista y el solsticio del 21 de junio, surte en el aire de las miles de hogueras que se iluminan en las playas.
La tradición considerada por algunos como pagana, indica que el 24 se celebra el nacimiento de San Juan, quien preparó a la humanidad para la llegada de Jesús. Su nacimiento ocurrió en una fecha muy cercana a un solsticio de invierno para el hemisferio sur, y de verano para el hemisferio norte.
Existen muchas leyendas alrededor de esta celebración, y una de ellas es que el fuego le dará protección a los atrevidos que salten por encima de las llamas.
Otra es que 0se arroje al ser amado una trenza hecha con flores o con cintas de diversos colores mientras salta, y si la persona la recoge antes de que caiga, les dará a ambos felicidad y fortuna eterna.
El elemento del agua también está ligado a esta celebración pues se dice que un baño en el mar asegura la salud todo el año.
Los supersticiosos creen que si saltan nueve olas dando la espalda al mar, se eliminan las energías negativas.