Se sabe que la mejor forma de adentrarse a un destino es a través de su cultura, costumbres, gastronomía y su gente. Para comprobarlo, basta con experimentar alguno de estos en un solo lugar.
En esta ocasión nos referimos a la Casita de Rones, ubicada en la Plaza Dársenas, en la zona turística del Viejo San Juan.
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La llamativa estructura, literalmente una casa colonial habilitada como restaurante y bar con vista al mar —frente al muelle 1—, es un atractivo imposible de pasar por alto, pues promueve los rones de Puerto Rico y ofrece a los visitantes múltiples experiencias sensoriales inspiradas en las virtudes de nuestra industria ronera.
Destacan el sabor caribeño
Una de las bondades del ron es su versatilidad, que permite fusionarlo con diversos ingredientes para confeccionar deliciosos platos, como el pollo guisado del chef residente, Joel Rodríguez, que lo elabora con ron dorado, o las alitas glaseadas confeccionadas con un espíritu de especias.
Algunas de las especialidades con las que sorprenden a los comensales son los sliders con longaniza del país, pollo guisado, jamón dulce y cerdo desmenuzado, servidos en pan de mayorca con papitas homemade y una salsa elaborada con una receta especial de la casa; los tacos de cerdo desmenuzado con sabor a Guavate; el churrasco marinado con ron añejo acompañado con un exquisito mamposteado relleno con amarillos; y el ceviche de Mahi-mahi con pedacitos de mangó servido con mariquitas de plátano y malanga.
También se recomiendan los bites de dorado en tempura de bacalao y cerveza local, servidos con un alioli de cilantro elaborado con ron de limón; o las croquetas de risotto de gandules con salsa criolla.
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Por si fuera poco, los sábados y domingos sirven brunch. Los más populares del brunch son los huevos benedictinos sobre un majado de viandas coronado con una raja de aguacate por encima y tocineta; y el Tótem, una torre que consta de un pancake, encima una tortilla, le sigue longaniza, otro pancake, otra tortilla, longaniza desmenuzada y otro pancake coronado con frutas.
Lo bueno se comparte
Sabemos que Puerto Rico se conoce mundialmente como la Capital del Ron. Es el producto de mayor exportación de la isla por su calidad y su proceso de añejamiento, e históricamente atado a la cultura puertorriqueña.
Algunos de los que más se comercializan son el Don Q, de la Destilería Serrallés, rones Bacardí, Ron Barrilito, Club Caribe, Trigo, Caray y el Pitorro de la Destilería Coquí. Toda esta gama de rones se puede degustar y adquirir en el establecimiento, donde también se esmeran por atraer al consumidor local.
Con ocho mixólogos en la casa, la variedad de cocteles es infinita, desde una tradicional piña colada en sus dos versiones (la original como se hacía antes, con hielo molido y ron oro, y una más moderna tipo smoothie, con ron blanco), hasta los clásicos como el Baquiné, con una infusión de rosas, raspberry y Don Q Añejo.
También ofrecen clases de Mixología y catados de rones premium, como Bacardí Reserva Limitada, el Don Q Gran Añejo y Barrilito tres estrellas, por mencionar algunos.
“El ron de Puerto Rico es muy versátil y es el mensaje que intentamos llevarles a los visitantes. Mucha gente piensa en ron y piensa en mezclarlo con refresco. Nosotros le enseñamos que el ron se puede tomar a las rocas, solo o mezclándolo con distintos tipos de cocteles. Todo nuestro menú de coctelería está diseñado a base de ron, con otros espíritus modificadores, pero la base sigue siendo ron, infusionado con romero, rosas, frutas y especias”, destacó Ramón Díaz, embajador de los rones de Puerto Rico.
Algo divertido de la Casita de Rones es que relatan a los visitantes curiosas anécdotas, como la del creador de la receta original de la piña colada, Ramón “Monchito” Marrero, que era bartender del Caribe Hilton (1954), y costumbres del pitorro, el coquito navideño y el brindis con chichaíto.
“Intentamos que los visitantes conozcan nuestra cultura y que se lleven un pedacito de Puerto Rico en su experiencia de viaje. Los rones de Puerto Rico son parte de nuestra cultura. Es nuestra herencia”, enfatizó Díaz, al explicar que los turistas se enamoran de los cocos fríos porque muchos de ellos no saben lo que es el coco.
Además del coco, quedan encantados con la piña colada servida dentro de la fruta.
“Enseñamos a hacer coquito, algo tradicional de Puerto Rico, y al final brindamos con un chichaíto, como se hacía antes, con anís Paloma y Palo Viejo”, señaló.
Curiosidades y datos
• Catado y clases de Mixología. En el catado se explican las historias de las familias que elaboran los rones y se ofrecen clases de coctelería en las que se explica cómo hacer los cocteles nacionales de Puerto Rico, como la piña colada y el coquito.
• Conozca algunas de las historias que relatan de dónde proviene el pitorro y por qué era ilegal.
• En la tiendita de souvenirs se pueden adquirir las botellas de ron y todo el equipo necesario para la creación de cocteles, también libros de cocina puertorriqueños, café premium, bizcocho de ron, y vasos artesanales, entre otros.
• Más informarción en www.lacasitarums.com
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