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¿Cómo enseñarles a textear a los niños? ¡Con adolescentes!

Hace poco Chantal Hueben, de 18 años, se plantó frente a un grupo de escolares de 5to grado y les pidió que comentasen cómo usan el programa de mensajes.

Hace poco Chantal Hueben, de 18 años, se plantó frente a un grupo de escolares de 5to grado y les pidió que comentasen cómo usan el programa de mensajes Whatsapp, donde tienen un chat relacionado con su clase. Hablaron de cosas como el “cyberbulling” (acoso a través de la internet) y sobre lo que pueden publicar y lo que no.

“Muchos no están al tanto del impacto que sus mensajes pueden tener en otros”, dijo Hueben, vestida enteramente de negro, excepto por unas zapatillas blancas. “Les enseñamos a no publicar nada que sea privado en el chat de la clase, a no enviar fotos de otros y a no insultar a nadie”.

La sesión en la escuela secundaria Gesamtschule Borbeck, en Essen, al oeste de Alemania, es parte de un programa en gran escala en el que chicos adolescentes enseñan a niños a manejarse en la web.

Con el correr del tiempo, participan también en talleres sobre derechos de autor y “sexteo”, y al completar el 8vo grado rinden un examen para obtener un “diploma de aparatos móviles” que los habilita a usar sus teléfonos en ciertos momentos en los centros de estudio.

El examen incluye 10 preguntas con varias respuestas (multiple choice). En una se pregunta qué hacer cuando alguien envía una foto de Snapchat que hace quedar mal a otro estudiante. La respuesta, desde ya, es no seguir distribuyendo la foto.

Dos tercios de los niños alemanes tienen un teléfono de usos múltiples a los 11 años y, al igual que los chicos de todo el mundo, se ven abrumados por la cantidad de mensajes que reciben y no saben cómo manejar posts inapropiados. Muchos padres y profesores no tienen demasiados conocimientos de tecnología y no están preparados para guiar a los menores en ese campo. Por ello las autoridades alemanas pensaron que los adolescentes pueden ser la mejor herramienta para instruirlos.

La escuela de Borbeck tiene unos 1.000 estudiantes, 32 de ellos abocados a la enseñanza del uso de teléfonos y redes sociales.

“Somos también estudiantes, de modo que tenemos una relación de compañeros y modelos a seguir al mismo tiempo para los más chicos y eso los motiva para aprender”, expresó Hueben.

Este programa pone a Alemania por delante de otras naciones europeas en las que estas enseñanzas las imparten profesores, que se enfocan mayormente en cómo acceder a las redes, y no en el impacto que estas tienen en los jóvenes.

El programa comenzó en el 2011 y se fue expandiendo. Hoy 11 de las 16 provincias alemanas han adoptado el programa u otros similares.

“Sería bueno que hubiese instructores adolescentes en todas las secundarias”, afirmó Sven Hulvershorn, del departamento de comunicaciones de Renania del Norte-Westfalia, que supervisa el programa.

Además de enseñarles cómo manejarse con las comunicaciones digitales, los expertos dicen que es importante enseñarles cómo protegerse del acoso cibernético, de los depredadores sexuales y de las noticias falsas.

“Al principio prohibimos el uso de teléfonos en nuestra escuela”, comentó la profesora Vera Servaty, de Borbeck. “Pero la realidad es que las redes son un aspecto central de la vida de los estudiantes. Si la escuela no los ayuda a manejarse en ese terreno y los padres tampoco son ninguna ayuda, ¿cómo hacen los chicos para aprender a manejarse responsablemente en el mundo digital?”.

Los instructores de Borbeck pasan varias horas enseñándoles a los chicos de 5to grado a no dejar que Whatsapp controle sus vidas. Además de cosas prácticas como ajustar la configuración para que la gente no sepa si uno ha leído su mensaje, los estudiantes mayores les recomiendan no estar pegados al teléfono, hacerlo a un lado.

Al terminar el taller de Hueben, Simon Scharenberg, de 11 años, parecía aliviado.

Dijo que a menudo se siente abrumado por los cientos de mensajes de sus compañeros de clase que recibe por Whatsapp todos los días y que se sentía obligado a seguirlos a todos por temor a perderse información importante sobre las tareas u otras actividades escolares.

“Dejaré el teléfono en la cocina cuando vuelva a casa”, comentó Scharenberg después del taller. “Veré los mensajes cuando me voy a dormir y responderá solo si lo considero necesario”.

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