Cuando tenía 12 años, María —nombre ficticio para proteger su identidad— sufría de acoso escolar y cibernético por burlas sobre su aspecto físico que la llevaron a atentar contra su vida.
Aunque ya pasaron cinco años de aquel intento suicida, María recuerda como si fuera ayer los comentarios que recibía de parte de compañeras y compañeros de su escuela, en su mayoría por cómo lucía su cabello.
“Estaba en séptimo grado, y se burlaban por el pelo. Mi pelo nunca ha sido muy bueno que digamos”, bromeó la joven de 18 años mientras recordaba su historia.
Contó que, en ese entonces, también se burlaban a través de las redes sociales de Kik y Facebook, usadas en ese entonces, con comentarios como “más fea que Betty la Fea”, “pelo quincoso” y otros relacionados con su cabello.
“Una vez me pararon (en la escuela) y me preguntaron si yo había salido en una película y yo, halagada, digo que no, y luego se comenzaron a reír y decir: ‘Pensé que eras la de (la película) Croods, la que no se peina y tiene el pelo bien feo’”, recordó la fémina que ya comenzó la universidad. Explicó que quien más la acosaba era una compañera de clase.
Llegó un momento en el que ya no quería asistir a la escuela. Aunque tenía algunas amistades, sentía que acudía a la escuela para que la criticaran. Narró que no quiso hablarlo porque pensaba que se iban a burlar o no le iban a creer. Por ello, dijo que no vio más salida que un intento fallido de cortarse las venas, lo que fue dado a conocer a la consejera escolar por parte de una de sus amigas, y dio paso a que, finalmente, recibiera ayuda psicológica. Aunque le ofrecieron demandar a la estudiante que la acosaba, declinó hacerlo.
“Cuando vi el daño que le hice a mi familia al cortarme, pues sentí que era egoísta de mi parte hacerme daño porque también estaba haciendo daño a mi familia”, relató María, quien contó que la ayuda piscológica y espiritual le permitió superar la situación y aumentar su autoestima.
El caso de María evidencia la relación que estudios científicos establecen entre el acoso o bullying con el suicidio. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acoso escolar constituye la primera causa de suicidio entre los adolescentes.
La Comisión para la Prevención del Suicidio del Departamento de Salud, en Puerto Rico, establece que el suicidio es la tercera causa de muerte violenta. Entre los años 2000 a 2017, se reportaron un total de 5,458 muertes por suicidio en Puerto Rico, para un promedio anual de 303 casos. Esto equivale a una tasa promedio de 8.2 muertes por suicidio por cada 100,000 habitantes. A mediados del presente año, 2019, 29 personas se habían quitado la vida, 12 casos más que los reportados para esa fecha en 2018.
Llamado de alerta
Ante estas estadísticas, la psicóloga Ishel Calzada, especializada en la atención de niños y jóvenes, comentó que evidencia científica refleja que existe una estrecha relación entre el acoso o ciberacoso y el suicidio en menores de edad.
“El bullying es una situación que viene a atacar a la sociedad en general porque nuestros niños y jóvenes serán los adultos del mañana”, sostuvo Calzada.
La psicóloga hizo una serie de recomendaciones tanto a padres como a jóvenes: buscar ayuda profesional, hablar sobre el tema, evitar minimizar el asunto, asumir responsabilidad, educarse sobre el tema y ofrecer alternativas a las víctimas.
“El bullying es un patrón deliberado, no que dije algo sin querer ni accidentado. Es un acto deliberado y hostil”, explicó la profesional al establecer que, en muchas ocasiones, se trata de una “cultura silente”, pues las víctimas no se atreven a hablar del tema.
Según Calzada, el ciberacoso ha venido a intensificar los efectos del bullying debido a que, antes, en la casa había una desconexión de la escuela, pero con las redes sociales el panorama cambia.
Entre los factores por los que más hacen bullying se encuentran sexualidad, aspecto físico, creencias, capacidad económica o social, por lo cual hizo un llamamiento a los padres, maestros y familiares a estar atentos. Si usted o alguien que conoce, sufre de depresión o ideas suicidas llame a la línea PAS al 1-800-981-0023.