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De Miss Simpatía a Miss Política: así cambió Miss Universo

Todos conocemos Miss Simpatía, la comedia en la que Sandra Bullock tiene que vivir su propia versión del infierno al ser una policía hombruna y tratar de personificar todos los estereotipos de la feminidad que por años nos han vendido los reinados de belleza. Pero 16 años después, hay una frase que Gracie Hart dijo sobre estos concursos que es totalmente cierta: “Tengo la fortuna de conocer a mujeres inteligentes y preparadas”.

Lo hemos visto en estas últimas versiones de Miss Universo, donde esto se ha cumplido a cabalidad: desde la ganadora de este año, Zozibini Tunzi, de Sudáfrica, hablando de orgullo racial y empoderamiento, pasando por el cartel de la concursante de Brasil, que pedía acabar con la violencia de género, hasta la respuesta de Gabriela Tafur explicando el paro nacional en Colombia, se ve que el concurso quiere dejar atrás las etiquetas de sexismo que le han achacado por años y dar paso a unos tiempos que exigen igualdad, representación, poder e inclusión para las mujeres. Y ya ha dado pasos adelante en este aspecto, al incluir a Ángela Ponce, transgénero, como Miss España y también, en lo que otros tiempos habría sido un escándalo mayúsculo, Swe Zin Htet, candidata de Birmania, se proclamó lesbiana y dio su apoyo a la comunidad Lgbti sin ningún problema por parte del concurso.

Pero, ¿cómo se llegó a esto? “Todo esto empezó desde que Donald Trump vendió el concurso a IMG, la agencia de modelos en Nueva York. Su última reina fue Paulina Vega, y entendemos por qué, desde ella, han sido las otras tan diferentes. Desde que pasó esto, ellos le han dado más importancia a la manera de pensar de las mujeres y ellas también tienen que demostrar que han hecho trabajos y un currículo serio. Ahora tienen en cuenta eso. En ese orden de ideas, a Gabriela le fue bien: abogada, cum laude en Los Andes, etc. Por eso le fue tan fácil hablar de los derechos reproductivos y habló del paro. Y eso resume a Miss Universo ahora: se habló de lo que está pasando ahora. Todas las preguntas tocaron la actualidad, porque ahora están interesados en que la ganadora sea alguien que pueda hablar de lo que está pasando en el mundo”, explica a Publimetro Colombia el productor de moda Amaury Echenique.

En esto concuerda el preparador de reinas y director artístico Luis Arguinzones, quien ha estado en varios Miss Universo. “Me parece muy bien que ahora estén alzando su voz, porque se quita el estereotipo de que los reinados son superfluos y carentes de contenido. La gente no sabe lo difícil que es preparar a una reina. Debe prepararse física y psicológicamente, no es solo pararse, tirar besos y vestirse lindo. Son mujeres reales que también tienen vivencias que las llevan a pronunciarse. Y lo que buscan ahora es la calidad humana que tanto se necesita en estos tiempos”, añadió.

Ahora bien, Miss Universo, que según Amaury Echenique se había quedado rezagado frente a otros concursos de grandes ligas, también ha destacado, en los últimos años, por coronar e incluir otros tipos de belleza, que era una de las críticas más fehacientes hacia el evento y otros derivados. Y en eso la Miss Universo actual también es innovadora, mostrando por qué un concurso claramente misógino quiere, como sea, renovarse para no seguir siendo un elemento de otra época. “Ya no queremos a la niña bonita que no decía nada, ahora las marcas piensan en alguien que tenga algo que decir. También abrieron el rango de edad, hasta los 29 años, con mujeres que han vivido y tienen algo que contar. Ahora, si hablamos de la parte física, IMG en eso ha acertado, ya que es una agencia de modelaje y estas van adelantadas a los concursos de belleza. Miras a la ganadora y es una modelo, casi que Grace Jones”, explica Echenique, refiriéndose a la famosa top model afro de los 80.

“Muchos no están de acuerdo con la elección, sobre todo por su pelo. Dicen que por no corresponder a los estándares, no es bella. Pero pienso que quizás se hartó, como muchas colegas de su raza, de sufrir por someterse a los estándares blancos. Entre las 20 estaba Namibia, que tenía una peluca, era ilógico. Yo, como preparador, siempre digo a las mujeres que deben resaltar su autenticidad en su tipología”, enfatiza Arguinzones.

“La gente debe aprender a observar y ver a la belleza en todas ellas”, explica. Y sí que la gente sufrió, sobre todo cuando una caucásica como Ángela Ponce, de España, la primera concursante transgénero, causó tantas polémicas, discursos y memes discriminatorios. Pero eso le dio un vuelco publicitario al evento y Ponce ahora trabaja con varias marcas en su país natal.

“Con Ángela se dieron cuenta de que tenía otros talentos y a las marcas les interesa un personaje que genere expectativas y aceptación. Por eso pienso que no deberíamos ir al extremo de solo buscar publicidad, la reina comercial, como en la época de Trump, sino fusionar esta idea con la de IMG”, explica el preparador, que también piensa que la decadencia de estos concursos, sobre todo a nivel televisivo, acabó precisamente con lo que a la gente le gustaba: el show.

De Miguel Bosé a…

Nadie. O bueno, al menos eso notó la gente en el Concurso Nacional de Belleza y muchos tuvieron que acudir a internet y otros canales para ver Miss Universo. Ya no generan el mismo interés, ni las mismas expectativas de otros tiempos. Al menos a nivel televisivo.

Atrás quedaron los tiempos en que, como en Betty, la fea, la gente hacía de los concursos de belleza un acontecimiento. Y si bien hay innovaciones acordes a los tiempos, al menos fuera, muy poco se ha avanzado, aunque Amaury Echenique insiste que este lo ha hecho al menos para que alguien como Gabriela Tafur llegara a donde llegó y la nueva señorita Colombia, María Fernanda Aristizábal, fuera libre de opinar políticamente.

Pero todavía falta y eso se nota, sobre todo si se trata de espectáculo televisivo. Un tímido 8,74, un número decente, pero devastador frente a otros tiempos lejanos. Y más fastuosos. “Precisamente falta eso: fasto. Un buen show”, explica Arguinzones a PUBLIMETRO.

“A Miss Universo le falta es recuperar ese magnetismo y al final estuvieron las dos concursantes que tenían que estar. Mujeres producidísimas, espectaculares en cada una de sus salidas. Hicieron el show que le gusta ver a la gente, porque las reinas son artistas. Ganan encima de un escenario. Si fusionaran esto con su nueva directriz, generarían expectativas. Si no eres artista y la gente te ve como alguien común, la gente no te va a admirar.”, añade.

“Y esto le pasó al Concurso Nacional de la Belleza. Yo preparé a Yeimi Paola Vargas en 2003, era un gran show y ha perdido mucho. Si tienes un gran programa de televisión y tienes eventos tan únicos como el desfile de las carrozas, puedes venderlo haciendo algo de calidad. También hay mucho talento local de calidad para hacer grandes espectáculos. Pero la gente no quiere ver algo donde no pasa nada, antes se mataban por ver el reinado porque era un gran show. Pero si no haces las cosas bien, todo pierde interés. La gente detrás pierde interés. También es ilógico que no exista publicidad de todas las personas que preparan a una reina. Y es ilógico, porque muchos viven de eso, es su talento y su esfuerzo. Y sin ellos, la reina no se podría parar allá adelante. Y por supuesto, si la gente viera esto podría ver qué hay más allá de lo que se ve a primera vista. Eso generaría más credibilidad”, afirma.

Por ahora, tal y como muchas instituciones y eventos de moda y belleza, Miss Universo tuvo que adaptarse o moriría. Pero solo el tiempo dirá si fue una simple pose comercial, o un cambio en serio.

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