Desde hace generaciones, algunos padres, por su carga laboral y económica, delegaron en educadores y en medios tecnológicos la crianza de sus hijos. Pero en una situación atípica en la que la mayoría de la población se ve en confinamiento involuntario por la pandemia del COVID-19, a muchos se les acaban las ideas. Niños en casa: Cómo manejar su ansiedad ante el COVID-19
Y de hecho, está bien: nadie tiene un manual de la paternidad perfecta, pero en esta ocasión, se trata de cómo hablarles a personas que lidian con la ansiedad del encierro de maneras distintas a los adultos, explicarles lo que está pasando sin llegar a aterrorizarlos, y, por supuesto, hacer actividades que permitan la sana confianza en casa.
Metro habló con Francisca Puga, directora ejecutiva de TripleP, (Programa de Parentalidad Positiva, que lleva más de 30 años a nivel mundial), para darles a los padres algunos consejos al respecto.
Explicarles por qué están encerrados
“Los niños necesitan moverse, espacio, descargar energía, el contacto con otras personas, el explorar, tener distintas experiencias”, afirma la experta, a la hora de ver cuáles son los efectos de la cuarentena en los más pequeños. “Lo primero es asegurarnos de que entiendan por qué y depende de su edad decirles qué y cómo se los vamos a decir. Que entiendan que lo que están haciendo lo están haciendo por ellos y por otros.
Si les explicamos que hay un virus que se transmite fácil y que quedándonos en casa aseguramos de no transmitirlo a otras personas para no enfermamos, será distinto. Y es importante, porque a veces no les preguntamos por qué creen que están encerrados. Creemos que procesan la información como nosotros, pero ellos no han alcanzado a asimilar frases e imágenes que vieron en los medios, por ejemplo. O de una conversación de sus padres. Entonces toman esas conversaciones y se arman su propia versión. Es importante que los padres confirmemos con los niños por qué creen que están encerrados. Y darles la información correcta. Hay niños que están muy asustados, creen que todos se están muriendo, por ejemplo”.
“Uno no va a reemplazar la escuela y al profesor, pero uno puede dedicar un par de horas a sus hijos. Hay que tener expectativas realistas”
Filtrarles las noticias
Es muy distinto hablar con un niño de cuatro a siete años, por ejemplo, que con uno de ocho a quince, que ya tiene más acceso a Internet y a información. Ahí también los padres deben aprender a filtrar información y a explicarla. “Con los pequeños, tratar de que estén lo menos expuestos posible a los medios, porque es mucha información difícil de procesar. En cuanto a los más grandes, ya están estudiando con la computadora.
“Es muy difícil monitorear los contenidos. Y con ellos, es mantenerse muy cercanos y tener conversaciones muy abiertas. Preguntarles qué les parece, qué supieron,ayudarlos en el fondo a procesar esa sobredosis de información a la que van a estar expuestos. Porque a veces en los medios se muestra una parte de la noticia, pero no es la película completa. Puede que miren una imagen de personas con ventiladores, y hay que hacerles entender que no todas las personas están así. Se puede hablar de cómo llegaron ahí, qué pasará con ellas después, qué pasó y cómo. Es importante conversar sobre esto para asegurarnos de qué miran y cómo les explican esto, sobre todo con imágenes fuertes. Y hay que contrastar esta información”, enfatiza.
Balancear actividades
Muchos niños antes de la cuarentena tenían una sobrecarga de actividades impresionante. Se puede relajar el ritmo, pero tampoco llevarlos al aburrimiento extremo, sobre todo, cuando se puede aprovechar el tiempo en familia. Francisca Puga, al respecto, explica que “El lema de todos es tener expectativas realistas. El teletrabajo se ve genial en principio, muchos quieren trabajar desde la casa, pero esto es trabajar desde la casa en situación de emergencia, que es distinto. Con los niños y la escuela ahí. Y eso significa tener compasión con otros”.
“Si alguien tiene una videoconferencia conmigo a las 10, pero mis niños no están listos para separarse de mí a esa hora, ojalá yo tenga la libertad de decirle a la persona –y que esta entienda– de decirle que reprogramemos la videoconferencia. Darnos esa flexibilidad, porque es importante que los adultos guiemos a los niños. Hay momentos en los que no van a necesitar más o nos van a necesitar menos. Es importante mostrarnos disponibles y es importante que las organizaciones en las que laboramos tengan en cuenta este factor”, añade.
Programar actividades
La rutina es importante para los niños, afirma la experta. “Si su semana se convierte en algo predecible, esto también baja la ansiedad. No puede ser exacto, pero tiene un orden y se mantiene durante los días. Hay niños que funcionan mejor en la mañana, otros en las tardes. No existe un horario rígido para establecer. Si los niños saben lo que deben hacer, es razonable que después cambien las dinámicas si tuvieron que hacer cosas solos o con sus padres. Siempre deben saber qué se espera de ellos. No tiene que ser tan estricto, pero esto debe tener un orden. Y eso evita peleas ni negociar cada hora sobre las actividades. Los primeros serán difíciles, pero se puede conciliar y se pueden ir acostumbrando”.