Con la pandemia del coronavirus, los gimnasios y centros de acondicionamiento físico alrededor del mundo se vieron obligados a cerrar sus puertas indefinidamente, convirtiéndose en uno de los primeros negocios impactados por la cuarentena.
Zumba, el popular programa basado en el baile y el ejercicio aeróbico creado en 2001 por el bailarín y coreógrafo colombiano Alberto “Beto” Pérez, ha llevado sus clases cargadas de música y sabor latino al mundo virtual frente a estas limitaciones.
“Estamos tratando de encontrar soluciones y maneras creativas de seguir adelante y avanzar” en medio de esta crisis, dijo Alberto Perlman, presidente y cofundador de la compañía, en una entrevista reciente con The Associated Press desde Miami.
Desde el 16 de marzo, la marca creó una nueva oportunidad de ingresos para sus miles de instructores alrededor del mundo que debido a las medidas de distanciamiento social perdieron sus empleos y salarios, permitiendo que den clases en vivo vía streaming y ayuden a sus seguidores a mantenerse activos.
Actualmente hay cientos de clases al día en línea y más de un millón de personas conectándose a la semana a hacerlas desde un centenar de países.
Y “si tipeas Zumba en Google Trends, verás que la tendencia está en aumento”, dijo Perlman.
Zumba no les paga directamente a los instructores. Son ellos, de hecho, los que le pagan a la compañía por una serie de beneficios que incluyen la licencia, coreografías, música, publicidad y otros.
Antes de la pandemia había muchas maneras de tomar clases de Zumba. La mayoría de los gimnasios las ofrecían, al igual que muchos centros deportivos, y muchos instructores daban clases privadas incluso en fiestas de cumpleaños.
Ahora, en el mundo virtual, su forma de percibir ingresos varía. Algunos, como Henry Sandoval en Miami, piden un donativo sugerido por clase. Otros cobran directamente a los alumnos y ofrecen paquetes de varias clases.
Loretta Bates, profesora de Zumba desde 2007, es una de ellas. A través de su sitio web, cobra 2,99 dólares por clase a miembros de la Red de Instructores de Zumba (ZIN, por sus siglas en inglés) y 5 dólares al público general, y 20 o 35 dólares por ocho clases, respectivamente.
En entrevista con AP, contó que unas 4.000 personas se conectaron a su primera clase virtual: “La gente quería más. Decía, ’Necesitamos esto, en especial ahora. Estamos estresados. Queremos más”.
Adeptos a la Zumba como Caitlin Doyle dicen que han hecho más ejercicio que nunca durante la cuarentena.
“Ahora estoy haciendo clases cuatro o cinco veces por semana, quizás incluso un poquito más que las que tomaba cuando sólo las ofrecían en los gimnasios”, dijo a la AP.
En un email a la AP, Perlman agregó que Zumba está invirtiendo, dando grandes descuentos, creando tecnología y haciendo todo lo posible para que los instructores puedan generar ingresos.
“No ha sido fácil”, dijo el ejecutivo. “Los ingresos de Zumba en general han sido impactados y Zumba le está pagando a todos sus empleados, hasta los que trabajan en las partes que no están operacionales en este momento”.
Para conseguir una clase, puede hacer una búsqueda en Instagram con el hashtag #zumbavirtual o ir directamente a zumba.dance o zumba.com.
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