Los anticuerpos que producen las personas para combatir el nuevo coronavirus no se desvanecen rápidamente —como indicaban algunos estudios previos—, sino que duran al menos cuatro meses después del diagnóstico, lo que es una buena noticia para los esfuerzos por desarrollar vacunas, descubrieron los científicos.
El informe difundido el martes, con base en pruebas realizadas a más de 30.000 personas en Islandia, es el trabajo más extenso hasta el momento sobre la respuesta del sistema inmunológico al virus.
Si una vacuna puede estimular la producción de anticuerpos duraderos como ocurre con una infección ordinaria, brinda esperanzas de que la “inmunidad frente a este virus impredecible y altamente contagioso pudiera no ser efímera”, escribieron expertos independientes de la Universidad de Harvard y los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés) en un comentario publicado junto con el estudio en la revista New England Journal of Medicine.
Uno de los grandes misterios de la pandemia es si haber tenido el coronavirus ayuda a proteger a la persona de futuras infecciones y por cuánto tiempo. Algunos estudios previos de menor dimensión dejaron entrever que los anticuerpos quizá desaparecen rápidamente y que algunas personas con pocos o ningún síntoma pudieran no producirlos.
El nuevo estudio fue realizado por deCODE Genetics, una subsidiaria en Reikiavik de la compañía biotecnológica estadounidense Amgen, en colaboración con varios hospitales, universidades y funcionarios de salud de Islandia. El país efectuó pruebas a 15% de su población desde finales de febrero, cuando se detectaron sus primeros casos de COVID-19, proporcionando una sólida base para hacer comparaciones.
Los científicos utilizaron dos tipos diferentes de pruebas para el coronavirus: las que se toman con hisopos de la nariz o de otras muestras para detectar trazas del virus, indicativas de una infección, y pruebas que miden los anticuerpos en la sangre, que pueden mostrar si alguien está o estuvo infectado.
Se analizaron muestras sanguíneas de 30.576 personas con varios métodos, y se contabilizó como un caso a quien diera positivo en al menos dos de las pruebas de anticuerpos. Estos abarcaron desde los asintomáticos hasta los que se encontraban hospitalizadas con señales de COVID-19.
En un subgrupo que dio positivo, en exámenes posteriores se encontró que los niveles de anticuerpos subieron durante dos meses después del diagnóstico inicial de la infección, y su lectura se mantuvo plana y estable durante cuatro meses.
Estudios previos que indicaron que los anticuerpos desaparecían rápidamente quizá sólo observaron la primera ola de anticuerpos generados por el sistema inmunitario en respuesta a la infección; estos estudios en su mayoría observaban hasta 28 días después del diagnóstico. Una segunda ola de anticuerpos se forma después de un mes o dos desde la infección, y parece más estable y duradera, dijeron los investigadores.
Los resultados no significan necesariamente que las poblaciones de todos los países serán iguales o que cada persona tenga la misma reacción inmunitaria. Otros científicos documentaron recientemente al menos dos casos de reinfecciones de coronavirus meses después del primer contagio.
El nuevo estudio no establece cuántos o qué tipo de anticuerpos confieren inmunidad o protección, eso aún no se sabe.