Hoy comento sobre un sobre un asunto que requiere ir con calma, para que no se me atragante con el Bocadillo.
¿Es “correcto” decir “bótame la basura” o “la nena no me quiere comer”? Pues claro. ¿Por qué entonces algunos piensan que es un “error”? Vamos poco a poco. En “bótame de la casa si no me quieres” el botado es usted, y –me funciona como un pronombre átono que lo sustituye. En “bóta-me la basura”, nadie lo va a botar a usted. ¿Y entonces?
Apreciado Metro lector, estamos ante el maravilloso dativo de interés. Por favor, no pierda el interés porque estos dativos son bien simpáticos y frecuentes en lengua oral. En el caso de la nena, tan buena ella, ocurre lo mismo, pues el –me no es usted, y la nena no le va a comer a usted ni una pierna ni un brazo, ni nada.
Otro ejemplo de un dativo de interés es “estúdiame bien la lección”. ¿Lo ve? Sucede que en estos casos los pronombres átonos tienen un carácter enfático y afectivo. Otro ejemplo es “no se me ponga nervioso”, si no entiende el Bocadillo; la culpa es toda mía. En lengua “culta” se le considera como superfluo, pues se puede eliminar sin traumas. Todos empleamos el simpático dativo de interés. Usted sabe; “bótame la basura” es algo así como “Mi cielo, ¿serías tan amable de botar la basura?” Para nada superfluo.