¡Aquí es que la puerca entorcha el rabo! Los más atrevidos dirán que el tiempo es la combinación del pasado, del presente y del futuro. Pues ¿sabe qué…? No exactamente. Así que póngase cómodo que vamos a entrar en terrenos movedizos.
Tal vez, la mejor forma de comprender la noción del tiempo en la lengua es representándolo como una línea recta que empieza, digamos, a la izquierda (el pasado) y pasa por el “presente”, el medio, hasta llegar a la derecha (el futuro). Hasta aquí, todos felices y contentos. Lamentablemente, cuando de verbos y tiempos hablamos, las cosas no son tal cual pintan. Por ejemplo, dentro del tiempo tenemos dos tipos distintos de situaciones, llamados sucesos y estados (le explico eso en otro Bocadillo). En fin, que las situaciones (ya sean sucesos o estados) se pueden representar como segmentos a lo largo de la línea, y que a su vez, podemos dividir en tres momentos: (a) EL SUCESO del que hablamos; (b) el MOMENTO en el que hablamos (o el mal llamado presente); y (c) algún tiempo de referencia: “un suceso que se haya identificado en la conversación y que sirve como el AHORA para los “actores” de lo dicho o narrado. ¿Confundido? No se ocupe, que yo también, así que vamos con calma.
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Muchas veces el AHORA para los que hablan coincide con el AHORA de los actores. Otras veces NO. Por eso, Pinker, parafraseando a Comrie, nos dice que el tiempo verbal nos tiene que responder dos menudas preguntitas: ¿cuándo ocurre el suceso, antes que el tiempo de referencia, después de él, o a la vez que él? Y la otra preguntita es: el tiempo de referencia ¿ocurre antes del acto de habla, después, o a la vez? Vamos a ver un ejemplito para desyerbar un poco esta maleza. En la oración LA PROFESORA había escrito el Bocadillo (suceso que se está ubicando), cuando la llamaron de METRO (suceso de referencia, en el pasado); el acto de escribir el Bocadillo tuvo lugar antes del ahora en esta historia, pues ocurre antes de pronunciar la frase o antes del presente. Lo interesante de este entuerto es que usted, aunque crea que no entiende nada, comprende sin problemas la oración “La profesora había escrito el Bocadillo antes de que la llamaran de Metro”, ¿verdad? Eso, mi adorado METRO LECTOR, ¡es una manifestación de su competencia lingüística! ¡Jajajaja! Y con el futuro ocurre algo similar pero ubicado todo luego del presente (a la derecha de él). Por ejemplo: La profesora habrá escrito el Bocadillo, cuando la llamen de METRO. El suceso de referencia ocurre luego del presente. ¿Me sigue?
Para resumir, el tiempo se encarga de ubicar una situación, relativa a un punto de referencia, a diferencia de un reloj o a un calendario. Yo sé, suena impenetrable, pero usted lo maneja todos los días sin problema.
¿El pasado? Lo que ya pasó y NO SE PUEDE CAMBIAR.
El futuro, lo que puede o va pasar dependiendo de lo que hagamos en el presente, y el presente….
Ese es el próximo BOCADILLO. ¡No se lo pierda! Nos vemos el próximo jueves…