Estar en contacto con la naturaleza tiene muchos beneficios para la salud física y mental. Por tanto, siguiendo las medidas de prevención del COVID-19, este verano Para la Naturaleza reactivó su oferta educativa para niños y jóvenes.
A través del Taller de Inmersión (TIN), Para la Naturaleza ha integrado la educación ambiental con la diversión y recreación responsable por más de 27 años. Este taller tiene como objetivo lograr que los participantes aprendan la importancia de proteger los ecosistemas del archipiélago de Puerto Rico, el valor de nuestra biodiversidad, para cuidar y disfrutar de la naturaleza de manera responsable.
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“Este año el Taller de Inmersión fue adaptado para que los participantes pudieran retomar el contacto con la naturaleza de una forma segura y bajo todos los protocolos sugeridos tanto a nivel local como por la Organización Mundial de la Salud. Ajustamos el Taller para que fueran diurnos, sin pernoctar como en años anteriores, pero con la misma intensidad, educación y disfrute”, comentó Elizabeth Padilla, Gerente de la Unidad de Ciencias, Educación y Voluntarios.
Durante las diferentes sesiones del TIN, 45 jóvenes estuvieron cinco días inmersos en áreas protegidas y reservas naturales. Entre ellas Medio Mundo y Daguao en Ceiba, Hacienda Buena Vista en Ponce, Antiguo Acueducto de Río Piedras en San Juan y Hacienda La Esperanza en Manatí.
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Actividades de todo un poco
En Ceiba, los participantes entre las edades de 13 a 15 años tuvieron la oportunidad de practicar snorkeling, siembra de árboles nativos, caminata por el bosque seco, observación de aves, yoga y meditación al aire libre en la playa Los Machos, entre otras.
Isabella González, una de las participantes del Taller de Medio Mundo y Daguao, recuerda que “lamentablemente por la pandemia del año pasado no pudimos participar, pero estoy muy contenta de este año estar aquí y compartir con otros jóvenes”. Por su parte Jayson Saez, añadió que “este campamento me ha cambiado mucho, he aprendido de las plantas, a reforestar, salvar el ambiente y me ha cambiado la manera de ver y apreciar la naturaleza”.
En Hacienda Buena Vista en Ponce, los jóvenes aprendieron sobre la historia de la familia Vives, su residencia de campo y lo que hoy es el recinto histórico de esta área natural. Visitaron el molino hidráulico de maíz, el beneficiado del café y aprendieron, entre muchas otras cosas, cómo el café bajo sombra se integra a las dinámicas del bosque. También, disfrutaron de talleres de confección de chocolate artesanal.
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En Hacienda la Esperanza en Manatí, los chicos y chicas recorrieron la Casa del Marqués y vieron el trapiche de caña impulsado por vapor en función. Conocieron la historia y cultura de esta reserva y su recinto histórico. Degustaron alimentos saludables, que fueron cultivados por de Frutos del Guacabo y realizaron un viaje al apiario que ubica dentro la reserva natural.
“Mírala ahí, mírala ahí!”, exclamó José Emilio Dávila, uno de los participantes al ver la abeja reina, mientras el apicultor William Burgos, le ofrecía todo tipo de información relacionada a este polinizador tan importante.
El Taller del área metropolitana se llevó a cabo en el Antiguo Acueducto de Río Piedras, que data de finales del siglo 19 y fue la primera fuente de agua potable para la ciudad de San Juan, denominado Tesoro Histórico en el 2015. Los jóvenes recorrieron el recinto histórico y aprendieron sobre las cuencas hidrográficas y su importancia para el funcionamiento de la tierra. Rodeados de bambú, el último meandro del río Piedras, estructuras históricas y naturaleza, participaron de diferentes talleres como cerámica ancestral, basura cero, huertos y siembra de árboles.
Al concluir cada Taller, los participantes afirmaron su compromiso con la naturaleza para asegurar un futuro más sostenible en las nuevas generaciones. El compromiso de Diego Gutiérrez es “sembrar más árboles y cuidarlos”, por su parte Alanis Santiago quiere “reducir basura, disminuir consumo de carne y cuidar los animales”, mientras Jorge López, va a “cuidar la naturaleza y reciclar”. Por su parte, Aurora Zoe Rosa menciona que “no voy a tirar basura y voy a disminuir el uso de plástico en mi casa”. Santiago Rosa concluye que “comeré y consumiré productos cosechados localmente.”
“Estoy 100% convencido que este es nuestro programa más emblemático y el que más impacto tiene en los jóvenes. Ellos tienen una conexión con su entorno natural que les dura toda la vida. Tenemos muchos casos de jóvenes que han participado en nuestros Talleres que hoy son empleados de la organización”, comentó el licenciado Fernando Lloveras San Miguel, presidente Para la Naturaleza.
Para la Naturaleza proveyó a todos los participantes del Taller de Inmersión un certificado de horas de Contacto Verde, así como una membresía vitalicia al programa de AMIGOS de la organización, con el propósito que continúen participando de las actividades, programas y talleres. Para más información sobre los Talleres de Inmersión y actividades de Para la Naturaleza pueden visitar www.paralanaturaleza.org