Este año el lema del día Mundial del SIDA lo fue Acabar con el estigma, Acabar con el VIH. Si bien se tiene como meta eliminar el VIH, para mí el principal mal ha sido y continúa siendo el estigma asociado a esta condición. Que no solo afecta directamente a las personas con VIH, sino también reduce los resultados favorables en la promoción de la prevención, el diagnóstico, tratamiento y retención en el cuidado de esta población.
Un recuerdo de mi niñez es ver la transmisión del evento en el que cientos de personas formaban un lazo rojo en El Morro. En aquel entonces no comprendía bien de que se trataba, solo que estaba relacionado a una condición. ¿VIH?, ¿SIDA?, ¿Qué es? Confieso que no es hasta que inicio mi práctica profesional como estudiante graduada de Trabajo social que comienzo a comprender lo que es esta condición. Esto implica que, a pesar de recibir información general sobre el VIH, la misma no era suficiente para conocer todo lo que esta representa, los factores de riesgos y sobre todo el estigma asociado a ella, un limitante para la prevención.
Desde la sociedad surgen unas nociones generales acerca de la condición que están mayormente vinculadas al estigma y los estereotipos, en donde muchos individuos no se ven representados. El estigma es un modo de caracterizar a una persona como inferior y con una identidad social diferente, es uno de los males más comunes al hablar sobre el VIH. Esto trae a su vez los estereotipos de las que desprenden alguna de las principales consideraciones sociales para entender se está expuesto a esta condición, tales como: el uso problemático de sustancias inyectables, ser parte de la comunidad LGBTQ+ y el tener múltiples parejas, identidades y/o prácticas que no implican un diagnóstico de VIH.
Una investigación desarrollada en Puerto Rico expone las experiencias de estigma vividas por personas con VIH y trae a la luz alguno de los retos para el tratamiento y retención en el cuidado de esta población. Esta presenta que quienes estigmatizan son los familiares, amigos, empleador y profesionales de la salud. Las manifestaciones lo fueron el rechazo, critica, lastima, terminación de la relación y comentarios relativos a la muerte, el físico y salud. Las reacciones de las personas con VIH a la estigmatización lo fue el aislamiento, evitar hablar sobre el VIH, culpa, disminución de la adherencia al tratamiento retroviral y poco interés para el desarrollo de relaciones interpersonales. Estos grupos que supone son nuestra fuente primaria de apoyo formal e informal fueron el principal manifestante del estigma.
Por tanto, exhorto a la población general a que acceda a información actualizada sobre esta condición que resulte en la eliminación de manifestaciones estigmatizantes. Logrando así no solo reducir nuevas infecciones por VIH, con individuos educados sobre la importancia de realizarse la prueba como parte de su rutina de cuidado, sino también promoviendo la apertura al diálogo sobre esta condición, la prevención y sus implicaciones. Además de incitar a los profesionales de la salud a ser un ente de confianza, compromiso y educación a la población a la que ofrecen servicios. Procurando así que el estigma asociado al VIH no sea una sombra constante el desarrollo de nuevos medios para atender la prevención, el tratamiento y la retención en el cuidado de esta población.