Niñez temprana: trabajar hoy para mañana

Reportaje. Un gran número de niños de 0 a 5 años constituyen una población vulnerable en Latinoamérica. Metro investigó qué se está haciendo sobre este tema en nuestra región.

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“El niño tiene un problema en el cerebro, y en el centro le han dado la ayuda que yo no le puedo dar”, dice Socorro Núñez, abuela de Ángel Romero, un niño de dos años que vive en Quintana Roo, México. Ella se hizo cargo de él desde pequeño y lo lleva todos los días, antes de ir a trabajar, al CIPI (Centro Integral de Primera Infancia) de su región para que le ayuden a superar un daño cerebral, además de un hipertiroidismo congénito, y estimularlo para tener mejores oportunidades en el futuro. Al igual que Ángel, la vida para muchos niños entre 0 y 5 años en el continente no es fácil. Y es que, aunque muchos piensen que a esa edad no existen problemas ni preocupaciones,  que su única actividad es comer, dormir y jugar, la realidad social afecta la manera en que crecen y se desarrollan.

Los estudios globales sobre infancia reafirman que el estimular a los niños antes de los cinco años o llevarlos a un centro donde les enseñen cómo deben comer, higiene personal y prevenir enfermedades puede tener efectos positivos en su desempeño en la futura vida social.

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La situación de Ángel es el de miles de infantes en Latinomérica que en sus zonas, debido a la pobreza o la exclusión social, no tienen acceso a estos derechos básicos desde la primera infancia.

“En nuestra región todavía muchos niños y niñas, desde que nacen hasta que cumplen la edad en la que empiezan a asistir a la escuela, no reciben la nutrición, cuidados de salud ni estimulación para desarrollarse física, socioemocional y cognitivamente. Estos problemas son mucho mayores entre niños cuyos hogares tienen bajos ingresos y donde las madres tienen bajos niveles educativos. Es preocupante porque, si se pudiera intervenir en la primera infancia, especialmente en esos grupos, sería posible tener un impacto significativo en su futuro y, por tanto, en nuestro desarrollo económico y social”, asegura Emiliana Vegas, directora de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En Latinoamérica, más del 50 % de los infantes menores de dos años presentan una grave falta en vitaminas y minerales (micronutrientes), lo que hace que muchos tengan una considerable deficiencia en hierro; todo esto lleva a que los niños presenten problemas de crecimiento, así como de desarrollo cognitivo y emocional. La falta de educación y conocimiento de muchos padres sobre la paternidad y la salud de sus hijos conlleva graves problemas de salud o que acudan a los centros cuando ya es demasiado tarde y el futuro sociocognitivo de los menores muchas veces no tiene vuelta atrás.

Más que mortalidad infantil

Según datos de Unicef, la mortalidad infantil en Latinoamérica alcanza a 10 millones de pequeños al año; en su mayoría se trata de niños de zonas muy pobres a las que los recursos nunca llegan y que no tienen forma de saber que, por ejemplo, la leche materna puede llegar a evitar hasta el 13 % de las muertes en menores de cinco años o que la lactancia también puede ayudar a evitar las enfermedades que causan mortalidad, como el sarampión, la sepsis neonatal, la diarrea, la neumonía y la malaria.
Las cifras de los organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo y Unicef, han despertado la alerta, y en la región se están realizando grandes avances en materia de trabajo con la primera infancia.

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Fundación Alas es otra de las instituciones que está trabajando hoy en países como Colombia, México y Argentina, buscando que los niños menores de cinco años estén protegidos y estimulados y que no se queden en sus casas hasta los cuatro años sin acceso a salud, educación, nutrición y capacitación familiar, entre otros. “Hay que tratar de llegar a la comunidades indígenas, que son las más vulnerables, sin invadir sus costumbres y su visión de mundo. También es relevante trabajar con los grupos con discapacidad”, dice María Mercedes Liévano, subdirectora de la fundación.

Los estudios científicos ratifican que los niños antes de los cuatro años tienen miles de millones de neuronas que necesitan ser conectadas entre sí. El problema es que, si no se tienen los estímulos necesarios, estas quedan desconectadas, y los niños tienen menos habilidades cognitivas, sociales, físicas y emocionales, las que en algún momento servirán para su vida adulta.

Estimulación en etapas de 0 a 2 años, lactancia y nutrición de 2 a 3 años, vacunación completa de 3 a 4 años, habilidades cognitivas de 4 a 5 años, desarrollo del lenguaje de 5 a 6 años, estimulación completa de 6 años en adelante, desarrollo de las habilidades adquiridas

Puerto Rico Inversión en la niñez temprana La representante Luisa Gándara, quien impulsa una legislación para fortalecer el área de educación temprana en la Isla, intercambió impresiones con los representantes de otros países sobre este tema. Esto sucedió durante la visita que hicieron representantes de Estados Unidos, Canadá, Australia, Bangladés y Haití al Centro de Educación Temprana en el Centro Sor Isolina Ferré en Caimito. La legislación de Gándara busca crear un fondo de inversión para la niñez temprana con el que se puedan comenzar y expandir iniciativas dirigidas a esta población. Este fondo servirá para ampliar la oferta de centros preescolares y maternales para que una mayor cantidad de niños tengan la oportunidad de asistir, mejorar los servicios de terapias, tratamiento y educación a menores con deficiencias en el desarrollo, adiestramientos para maestros y cuidadores y crear iniciativas dirigidas a mejorar su salud. El Proyecto 1844 de la Cámara de Representantes pretende establecer un arbitrio sobre las bebidas carbonatadas y azucaradas dispuesto en esta ley, para que los niños y niñas puedan beneficiarse de programas de bienestar social dirigidos a atender con prioridad la salud neonatal y la educacion de la niñez.

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