El camino ya se abrió y la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (Patient Protection and Affordable Care Act) mejor conocido como Obamacare, será oficialmente derogada. La luz verde la dio primero la Cámara del Senado, al aprobar la madrugada del pasado jueves con 51 votos a favor y 48 en contra una resolución presupuestaria que supone el primer paso para la derogación. La Cámara de Representantes hizo lo propio al día siguiente, aprobando la resolución con 227 a favor y 198 en contra.
Ahora, el Senado tiene hasta el 27 de enero para presentar los textos que derogarán el Obamacare. La pregunta es, ¿qué sustituirá la reforma de salud del aún presidente Barack Obama?
“Hay una percepción de que los republicanos no tienen un plan y eso no es cierto, el problema es que hay varios planes, no hay un consenso sobre necesariamente qué plan adoptar y la secuencia en cómo revocar y reemplazar Obamacare”, indicó Alfonso Aguilar, presidente de la organización Latino Partnership for Conservative Principles con sede en Washington D. C., en entrevista con Metro.
De acuerdo al también exjefe de la Oficina de Ciudadanía de Estados Unidos, en términos generales hay dos bandos. Uno propone revocar y reemplazar Obamacare inmediatamente, es decir, que se elimine la ley y se reemplaza con una nueva. Hay otros que tiene un acercamiento más moderado. Defienden que la transición no se debe hacer de una manera tan drástica, porque pudiera haber un colapso del mercado de sistemas de salud.
“Entonces lo que proponen es revocar ciertas partes del Obamacare inmediatamente, como los mandatos individuales y los mandatos a las empresas con más de 50 empleados, pero la entrada en vigor o el reemplazo, digamos del resto de la ley, se atrasaría uno o dos años y cuando se reemplace por completo entonces ahí entraría de lleno la nueva ley de salud con el nueva plan y las nuevas medidas de reforma de salud. Eso para algunos garantizaría una transición suave de manera que no terminen las aseguradoras quebradas pidiendo un rescate del gobierno federal”, explicó Aguilar, quien dijo que desde su punto de vista “esta sería la manera más cautelosa de proceder”.
Dentro de ese periodo de uno o dos años, el gobierno federal debería seguir dando dinero para la expansión de Medicaid y para los subsidios a través de los intercambios estatales para la gente que económicamente no puede sufragar el costo de un seguro médico, que es uno de los componentes claves de Obamcare.
Pero la visión de atrasar uno o dos años la entrada en vigor de la totalidad de la ley que reemplazaría al Obamacare, no parece ser la favorita de Trump, quien en su primera conferencia de prensa como presidente electo de Estados Unidos el pasado 11 de enero aseguró que “Obamacare es un completo y total desastre. Algunos estados tienen un aumento de más del 100 por ciento (en el pago de las primas). Vamos a someter un proyecto tan pronto como nuestro secretario (Tom Price) sea confirmado, casi simultáneamente. Será derogado y reemplazado, esencialmente de forma simultánea, probablemente el mismo día o la misma semana, pero probablemente el mismo día. Vamos a tener servicios de salud mucho menos costosos y mejores.”
Pero, ¿en qué consistiría el nuevo plan republicano? Según Aguilar, uno de los fines principales es reducir los costos de los servicios de salud en Estados Unidos, por medio del principio de portabilidad. Es decir, bajo la nueva versión de la reforma de salud, existiría un libre mercado de las aseguradoras de salud en toda la nación que permita la competencia entre primas, lo que prevén como una reducción en los costos.
“Más personas con plan no significa que hay más personas con buena cobertura y lo que hemos visto con Obama es deducibles, primas más altas, menos alternativas en términos de seguro médico y las coberturas más pobres”, subrayó el analista.
“Obamacare no hizo absolutamente nada para reducir los costos de los servicios de salud y mucho menos para controlar el costo de los seguros médicos. Las primas han aumentado exponencialmente, el aumento promedio ha sido de por lo menos 25 por ciento y hay estados como Arizona donde el aumento ha sido del 100 por ciento. Los deducibles también son enormes”, añadió.
De acuerdo a Aguiar, el objetivo de los republicanos es tratar de que todos los estadounidenses estén asegurados “pero no hacerlo artificialmente”, sino dejando que el mercado funcione para que la gente tenga acceso a seguros médicos que sean económicos y que ofrezcan buena cobertura y acceso a los servicios médicos.
A modo de ejemplo, bajo el modelo actual de la reforma de salud, una ciudadano estadounidenses que vive en Maryland y quiere comprar un seguro médico, lo tiene que comprar en la región que cubre Virginia, Washington D. C. y Maryland. Bajo el principio de portabilidad que propone la mayoría republicana de la entrante administración, un ciudadano podría comprar un seguro médico en California –por ejemplo– si es más barato, y lo tendrían que aceptar en cualquier estado donde resida, creando de esa manea un mercado nacional de seguros médicos que bajaría las primas y los deducibles.
“Otro concepto (bajo la nueva reforma) sería créditos contributivos para que las personas puedan deducir de los impuestos los gastos por seguro médico, lo que no cubre por ejemplo el seguro en deducibles o copagos”, indicó el experto, quien además dijo que Trump hizo un compromiso de que había dos cosas que él definitivamente iba a mantener. En primer lugar que las personas con condiciones preexistentes no se les pudiera denegar su seguro médico y dos, que los jóvenes de hasta 26 años puedan mantenerse en el seguro médico de sus padres.