Los republicanos iniciaron hoy una campaña para tratar de convencer al público sobre las bondades de su nuevo plan de salud, pero el proyecto carece de detalles y no aclara cómo los ciudadanos tendrán cobertura médica.
El presidente Donald Trump impulsó las gestiones con tuit temprano en la mañana alabando “nuestro maravilloso plan de salud”, y los republicanos convocaron a una conferencia de prensa para promover el plan, antes de que mañana miércoles comiencen las reuniones de los comités legislativos.
El plan republicano trata de reemplazar la reforma del sistema salud aprobada bajo el gobierno de Barack Obama con lineamientos más conservadores. Los que más se verían afectados son unos 20 millones de ciudadanos que adquieren sus pólizas directamente de una compañía aseguradora, además de más de 70 millones de ciudadanos que dependen del Medicaid, el programa gubernamental de asistencia médica para los pobres o discapacitados.
Defienden nuevo plan
El director de asuntos presupuestarios de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, declaró hoy que no es justo comparar la cantidad de gente que tendrá cobertura con el plan republicano con los que tenían esa cobertura con el plan de Obama.
“Obamacare hizo más accesible tener un seguro de salud, pero los pagos en realidad eran demasiado altos”, declaró Mulvaney al “Today Show” del canal NBC. “Los pagos eran simplemente demasiado altos, así que la gente podría decir que tenía cobertura, pero en realidad no podían conseguir la atención médica que necesitaban cuando se enfermaban”.
Ciertamente las tarifas del plan de Obama eran más altas en promedio, pero la ley también incluía sistemas de subsidios para ayudar a la gente de bajos recursos. Esos subsidios se acabarían con el plan republicano, y no se ha revelado cuán altas serán las tarifas.
Mulvaney dijo que aunque la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso no ha calculado todavía el costo de la nueva propuesta, “permitirá grandes ahorros a largo plazo” al permitir que cada estado tenga más control sobre el Medicaid.
La ley republicana reduciría el financiamiento federal del Medicaid, que ayuda a la gente de bajos ingresos, en promedio uno de cada cinco estadounidenses. Además relajaría normas impuestas por el plan de Obama para la adquisición de planes de salud directamente comprados por individuos, y disminuiría los subsidios para comprar pólizas de seguro.