BEIRUT – Siria condenó el viernes un ataque de misiles estadounidenses que golpeó de madrugada una base aérea controlada por el gobierno. Las autoridades estadounidenses, por su parte, señalaron que el ejército sirio lanzó esta semana desde esa base un mortal ataque con armas químicas en el que murieron unas 80 personas.
El inesperado ataque provocó rápidas reacciones de amigos y enemigos del gobierno sirio. También pareció agravar las ya profundas diferencias entre Washington y Moscú, que suspendió un acuerdo con Estados Unidos para evitar colisiones en el abarrotado espacio aéreo sirio.
Arabia Saudí y Turquía, que respaldan a la oposición siria, celebraron el ataque, que Riad describió como una “decisión valiente” de Trump. Irán, que apoya al otro bando en la guerra iniciada hace seis años, condenó la “peligrosa” operación, que calificó de “acción unilateral”.
El portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Bahram Ghasemi, advirtió que los ataques “reforzarán a los terroristas” y complicarán más la situación en Siria. La chií Irán y Arabia Saudí, de mayoría suní, están inmersas en una lucha de poder por su influencia sobre Siria en concreto y en la región en general.
El ataque supone la orden militar más relevante de Trump desde que asumió el cargo y aumenta la implicación de Washington en el complejo conflicto sirio. El gobierno de Obama amenazó con atacar a las fuerzas de Assad tras ataques previos con armas químicas, pero nunca llegó a hacerlo. Trump pidió a “todas las naciones civilizadas” que se sumaran a Estados Unidos para poner fin a la violencia en Siria.
Unos 60 misiles Tomahawk golpearon la base aérea de Shayrat, al suroeste de Homs, una pequeña instalación con dos pistas de aterrizaje desde la que suelen despegar aeronaves para bombardear objetivos en el norte y el centro de Siria. Los misiles estadounidenses impactaron a las 3:45 de la madrugada, hora local (0045 GMT) del viernes y afectaron a las pistas, hangares, torre de control y reservas de munición, según funcionarios estadounidenses.
Los misiles se lanzaron desde dos buques de guerra en el Mediterráneo en represalia por el mortal ataque del martes con armas químicas, que según funcionarios estadounidenses combinó cloro con un agente nervioso, posiblemente gas sarín.
El ejército sirio dijo que al menos siete personas habían muerto y nueve resultaron heridas en el ataque de misiles. Un grupo opositor que monitorea el conflicto sirio dio una cifra de cuatro muertos: un general y tres soldados.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, vio el ataque como una “agresión contra un estado soberano en violación del derecho internacional”, según el portavoz del presidente, Dmitry Peskov.
“La iniciativa de Washington asesta un golpe significativo a las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, que ya están en un estado deplorable”, dijo Peskov. El vocero añadió que el ataque crea un “importante obstáculo” para crear una coalición internacional contra el terrorismo.
El Ministerio ruso de Exteriores anunció más tarde que suspendería un memorando con Washington, firmado después de que Rusia iniciara una campaña aérea en apoyo de Assad en septiembre de 2015. Dentro del acuerdo, los dos países compartían información sobre sus vuelos en el espacio aéreo sirio.
Una coalición liderada por Estados Unidos bombardea objetivos del grupo extremista Estado Islámico en Siria desde 2014, mientras que la fuerza aérea rusa ha atacado tanto a los grupos extremistas como a los rebeldes sirios para asistir a las fuerzas de Assad.
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