Aunque en horas de la mañana de ayer la multitudinaria manifestación como parte del paro nacional en el Día de los Trabajadores parecía tomar un carácter pacífico pero contundente, la realidad se transformó hasta alcanzar altos niveles de tensión en la Milla de Oro en Hato Rey.
Ya la Uniformada había hecho su alineación de salida cuando a eso de las 12:45 de la tarde comenzaron a apedrear los cristales de UBS, pero el ambiente se intensificó cuando se escuchó el estruendo que marcaba la caída de los cristales del Popular Center. Esto provocó el regreso de la Unidad de Operaciones Tácticas, el Swat, FURA y ATF a una de las pocas zonas sin valla ni protección en su edificación.
De acuerdo con líderes sindicales, el pasado sábado, la superintendente de la Policía, Michelle Hernández, había
acordado que la Unidad de Operaciones Tácticas no estaría visible durante la manifestación, que se usaría el recurso de citaciones y no de arrestos, que los policías vestidos de civil portarían visiblemente su placa e identificación y el comité de disciplina de los sindicatos sería el primero en intervenir en el manejo de situaciones durante la manifestación.
Sin embargo, desde antes de cualquier encontronazo, ya era evidente la presencia de la Unidad de Operaciones Tácticas de la Policía.
Enfrentamientos de este tipo se dieron en varios puntos de la avenida Juan Ponce de León y la avenida Luis Muñoz Rivera. Pero la Policía no solo lanzó gases, sino que también disparó a los manifestantes con balas de goma. Los manifestantes también continuaron lanzándoles objetos a los uniformados.
El efecto de los gases dejó decenas de personas sufriendo los efectos, como ardor en la cara y los ojos, mareos, falta de aire, dificultad al respirar e hinchazón en los ojos.
En la avenida Roosevelt, a la altura de la avenida Hostos, algunos manifestantes colocaron rocas que impidieron el paso vehicular. También pintaron las carreteras con spray, así como los cristales y paredes de algunos edificios y paradas de autobuses.
Los encontronazos entre la Policía y los manifestantes marcan un nuevo capítulo en las protestas del país. Es preciso destacar, sobre todo, que pocas veces las manifestaciones en la isla logran unir a la mayoría de los sectores del país para hacer un reclamo al unísono.
“Es una pena que no se coloque énfasis en ese aspecto y que se obvie la cantidad de mensajes solidarios de artistas y de la diáspora que se recibieron. Puedo afirmar que hubo mucho entusiasmo en llevar el mensaje de indignación del pueblo”, afirmó la socióloga y criminóloga Lina Torres, quien estuvo presente en la manifestación.
La profesora explicó que, desde el punto de vista sociológico, los incidentes violentos que se registraron ayer denotan “un comportamiento colectivo destructivo desconcertado y tiende a expresar un resentimiento y rebelión generalizados antes que propósitos definidos”, aunque, generalmente, el blanco de la agresión suele ser alguna persona, grupo u objeto a quien se resiente o se identifica como fuente de frustración y opresión.
Sin embargo, hay que señalar que en la isla hay factores y condiciones precipitantes que no deben pasarse por alto, de acuerdo con Torres.
“Muchas personas consideran que en Puerto Rico se ha recrudecido un ambiente de injusticia social hacia los sectores más necesitados desde el punto de vista económico. Al mismo tiempo, aquellos con poder político y económico parecen estar protegidos por el Estado”, expresó.
“Por otro lado, la impunidad deja en las personas y en la comunidad efectos que engendran impotencia, desesperanza y coraje”, añadió.
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