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Posible obstrucción a Justicia es talón de Aquiles de Trump, según experto

Washington- Pese a que el FBI investiga la posible colusión de la campaña de Donald Trump con Rusia, podría ser el posible cargo de obstrucción a la Justicia el que amenace al presidente, según explicó a Efe el profesor de Derecho en Harvad y exinvestigador del escándalo “Watergate”, Philip Heymann.

“Probar que un presidente ha cometido un delito es muy difícil, probar obstrucción a la Justicia no lo es tanto, aunque en este caso no es tan fácil”, señala Heymann, miembro del equipo de Archibald Cox, el fiscal especial independiente que investigó el “Watergate”, que forzó la dimisión del presidente Richard Nixon en 1974.

La obstrucción a la Justicia, un cargo que se puede formular en un proceso de “impeachment” o juicio político, estuvo detrás de la dimisión de Nixon y fue uno de los cargos presentados en el proceso de destitución infructuoso contra Bill Clinton en 1998 por el “caso Monica Lewinsky”.

Del mismo modo que ocurrió en el pasado, podrían ser los intentos de evitar las pesquisas y no la supuesta trama que se investiga lo que ponga a Trump ante la complicada tesitura de un juicio político, algo que, por el momento, parece improbable dado el control que ejercen los republicanos en el Congreso.

Un proceso exitoso de “impeachment”, algo que nunca ha ocurrido en la historia estadounidense, necesita la mayoría de la Cámara de Representantes para presentar cargos y dos tercios del Senado para declarar culpable y deponer al presidente.

Trump no ha ocultado su oposición a la investigación iniciada por el FBI de lo que él ha llamado “una caza de brujas”, algo que pudo estar detrás del despido por sorpresa del director del Buró Federal de Investigación (FBI) James Comey a comienzos de este mes.

Las llamadas a investigar si Trump obstruyó el trabajo de la Justicia se han multiplicado entre legisladores demócratas al conocerse que el presidente presionó a la cúpula de inteligencia para que negará pruebas de colusión de su campaña con Rusia, acusada de las filtraciones que dañaron a la candidata demócrata, Hillary Clinton, en las elecciones de noviembre pasado.

Además, según supuestas notas escritas por Comey, Trump le pidió abandonar la investigación sobre uno de sus más cercanos consejeros, el dimitido asesor de seguridad nacional Michael Flynn, que se ha negado a colaborar con la investigación sobre el caso ruso.

Heymann, mentor de lo más granado del funcionariado y judicatura en Washington, cree que su exalumno Rod Ronsenstein, vicefiscal general en el Departamento de Justicia y líder en la investigación tras la salida de Comey, hizo lo correcto al nombrar a Robert Mueller como fiscal especial para la trama de la injerencia rusa.

“Fue una elección absolutamente perfecta. Muy apropiado y muy buen investigador”, opina el profesor de la Universidad de Harvard sobre la elección de Mueller, director del FBI entre 2001 y 2013.

Según recuerda Heymann, Mueller, que ya ha comenzado a trabajar en la investigación de la trama rusa y sus conexiones con el círculo cercano a Trump, “tendrá a su disposición el FBI como fuerza de investigación, incluidos sus contactos en el extranjero”.

Ronsenstein, a quien la Casa Blanca responsabilizó en un principio de precipitar la salida de Comey, nombró a Mueller por el “interés público” del caso y no por indicios “de que se haya cometido un delito”.

“El haber declarado que se hace por el interés público indica que la razón principal es el miedo a que la opinión pública no tenga confianza en los resultados de la investigación por una influencia indebida del Ejecutivo”, señala Heymann, que ejerció como vicefiscal general entre 1993 y 1994 durante la presidencia de Bill Clinton.
Por el momento, Trump ya está preparando su defensa con la incorporación de abogados privados, según han revelado esta semana los medios locales.

Según dijo la semana pasada en una entrevista con el diario The New York Times la profesora de Derecho de la Universidad Georgetown Julie O’Sullivan, el presidente “verdaderamente necesita un abogado. Se está montando un precioso caso contra sí mismo”.

Con un proceso de investigación aún en su primera fase, una hipotética destitución dependerá de si, después de aceptar a Trump a regañadientes, los republicanos deciden darle la espalda por los escándalos y entregarlo al patíbulo del “impeachment”.

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