Rocket Lab, una compañía de lanzamiento espacial financiada por Silicon Valley, lanzó el vuelo inaugural de su cohete impreso 3D alimentado por batería desde la remota península de Mahia, en Nueva Zelanda. El lanzamiento exitoso de un cohete de bajo costo impreso en 3D es un paso importante en la carrera comercial para reducir barreras financieras y logísticas al espacio, mientras que también hace de Nueva Zelanda un improvisado centro espacial. La empresa de cohetes con base en Los Ángeles y Nueva Zelanda ha promocionado su servicio como una forma para que las compañías puedan hacer que los satélites entren en órbita regularmente. La firma había pasado los últimos cuatro años preparándose para el lanzamiento de la prueba y la semana pasada recibió el visto bueno de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, que está monitoreando el vuelo. Los buques y los aviones necesitan reencaminar cada vez que se lanza un cohete, lo que limita las oportunidades en los cielos de Estados Unidos, pero Nueva Zelanda, un país de 4 millones de habitantes en el Pacífico Sur, sólo tiene la Antártida al sur. El país también está bien posicionado para enviar satélites con destino a una órbita norte-sur alrededor de los polos. Video: Reuters.