El número de refugiados admitidos en Estados Unidos se ha reducido a casi la mitad durante los tres primeros meses de Gobierno del presidente Donald Trump, comparado con las cifras de los últimos tres meses del año fiscal 2016, cuando Barack Obama aún estaba en el poder.
Datos del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. muestran que más de 25.000 refugiados pudieron entrar al país durante los últimos tres meses del año fiscal 2016, es decir entre el 30 junio y el 30 de septiembre de 2016, aún bajo el Gobierno de Obama y antes de que se celebraran las elecciones que ganó Trump.
Esas cifras contrastan con los 13.000 refugiados que pudieron entrar a EE.UU. durante los tres primeros meses en el poder de Trump, que fue investido presidente el 20 de enero.
El informe, divulgado hoy por medios locales, muestra que Obama aceleró la acogida de refugiados, pues durante los últimos tres meses del año fiscal 2016 hubo un aumento del 86 % en el número de acogidas con respecto al mismo periodo del año fiscal 2015 (del 1 de octubre de 2014 al 30 de septiembre de 2015).
En contraste, durante el Gobierno de Trump, ha habido un descenso del 12 % con respecto al periodo anterior.
El informe muestra que, aproximadamente, dos tercios de los refugiados admitidos en Estados Unidos en los últimos tres meses provienen de cinco países: Siria, Somalia, Irak, la República Democrática del Congo y Birmania, país conocido también como Myanmar.
Dos de esos países, Siria y Somalia, están incluidos en el veto migratorio emitido por Trump el 6 de marzo, mientras que Irak formaba parte de la primer veto, anunciado el 27 de enero y que tuvo que ser sustituido por una nueva versión ante los continuos reveses judiciales.
La segunda orden de Trump, que no ha entrado aún en vigor, busca anular durante 120 días el programa de acogida a refugiados y prohibir durante 90 días la entrada a territorio estadounidense de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana (Irán, Somalia, Sudán, Siria, el Yemen y Libia).
Ese segundo decreto, a diferencia del anterior, dejaba fuera a los ciudadanos de Irak y modifica la provisión sobre los refugiados sirios al prohibir su entrada al país durante 120 días y no de manera indefinida, como establecía el veto original.
Actualmente, el Tribunal Supremo de EE.UU. está estudiando si admite a trámite el caso del veto migratorio y es posible que emita una decisión al respecto la próxima semana.
Los abogados que representan a Trump presentaron el miércoles ante el Tribunal Supremo su último documento, en el que insistían en que el veto busca frenar la amenaza del terrorismo yihadista y fue proclamada dentro de la capacidad que la Constitución otorga al presidente para decidir sobre asuntos de seguridad nacional.