Ante la falta de un acuerdo entre los propios republicanos del Senado de Estados Unidos para lograr la aprobación de una nueva reforma de salud, el líder de la mayoría, Mitch McConnell, se vio obligado a retrasar el debate legislativo del proyecto hasta luego del feriado del 4 de julio.
Pero las dificultades respecto al proyecto serán mayores luego de esa fecha, a juicio del profesor y analista político Ángel Rosa, debido a que luego del receso el Congreso comenzará también a discutir el presupuesto del próximo año fiscal, uniendo dos debates de una magnitud difícil de engranar.
Cae el apoyo de los senadores republicanos
De acuerdo con un cálculo de la agencia EFE, el proyecto de reforma de salud que sustituiría el Obamacare cuenta ahora con el apoyo de solo 35 de los 52 escaños conservadores.
La división entre los republicanos se agudizó el lunes, luego de que la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso difundiera un análisis que reveló que la nueva reforma dejaría alrededor de 22 millones de estadounidenses adicionales sin seguro médico, solo un millón menos que los estimados con la anterior propuesta de reforma de los republicanos de la Cámara de Representantes.
A eso se suma que los cambios que se proponen a la reforma de salud actual, explicó Rosa, en realidad son un alivio contributivo a las corporaciones que se ven obligadas a costear el Obamacare en los Estados Unidos; “así que detrás de este debate lo que hay realmente es el empuje de los republicanos más conservadores por bajarle las contribuciones al mundo corporativo en Estados Unidos”.
Ese impulso republicano, a contrapelo de los beneficios del ciudadano promedio de Estados Unidos, “crea una controversia electoralmente tóxica para la elección de medio término del año que viene”, indicó el profesor.
La nueva reforma generaría unos $320 mil millones en ahorros, algo que resulta atractivo para algunos senadores republicanos, explicó Rosa. Sin embargo, no todos los gobernadores de dicho partido están contentos, pues serían los estados quienes asumirían parte de la reducción en fondos federales para el cuidado de salud de los ciudadanos.