La crisis económica que azota a Puerto Rico desde hace una década se hace sentir en el único zoológico de la isla y hay quienes dicen que no tiene suficiente personal ni presupuesto para atender debidamente a los animales.
Las condiciones en el zoológico Doctor Juan A. Rivero de Mayagüez, de 18 hectáreas y donde habitan 300 especies, se han deteriorado tanto que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (conocido por sus siglas en inglés, USDA) encontró decenas de violaciones de las normas que rigen el funcionamiento de estos sitios en su informe más reciente, en la primavera.
Las infracciones incluyeron un puma angustiado encerrado en un espacio pequeño, la ausencia de ventiladores para camellos y venados expuestos al calor tropical, alimentos y medicinas viejos y un tigre que según los inspectores estaba por debajo del peso apropiado y no se le habían hecho controles médicos ni exámenes de laboratorio en los últimos dos años.
“Da ganas de llorar”, dijo Susan Soltero, activista defensora de la causa de los animales que integra una comisión gubernamental nombrada hace poco a la que se le encomendó que investigue las condiciones del zoológico. “Es inaceptable para mí como ser humano”.
El tigre mencionado en el informe del USDA padecía problemas renales y de otros tipos y fue sacrificado el mes pasado. En esa misma época fallecieron cinco cachorros de león, cuatro de ellos aplastados por su madre después de que un empleado no los separó como corresponde, según Marilyn Arce, veterinaria del zoológico a tiempo parcial. El quinto falleció asfixiado mientras le daban de comer a mano.
Los administradores del zoológico derivaron toda pregunta al Departamento de Recreación y Deportes de la isla, que supervisa la instalación. El secretario de esa dependencia, Andrés Waldemar, y el ex veterinario del zoológico declinaron hacer comentarios. La USDA, por su parte, no respondió a solicitudes de los informes de las inspecciones previas.
Pero Arce, quien fue contratada en febrero, rechazó las conclusiones del informe de los inspectores del gobierno federal y dijo que los animales tienen el peso indicado y se encuentran en buen estado. Reconoció que los 13 empleados actuales necesitan más capacitación para evitar que se repitan situaciones como las muertes de los leoncitos y dijo que el zoológico debería contratar al menos otros cuatro empleados.
“No están suficientemente entrenados para manejar este tipo de cachorros”, sostuvo Arce.
Las muertes y el deterioro de la instalación hicieron que más de 21,000 personas firmasen un pedido de que se cierre el zoológico. Los administradores de la instalación colocaron carteles frente a algunas de las jaulas agradeciendo a los visitantes por su preocupación y asegurándoles que los animales son atendidos por veterinarios.
Un día reciente Cynthia González, de 35 años, observó a un rinoceronte que golpeaba repetidamente su cuerno contra una reja de metal. González dijo que visitó muchas veces el zoológico cuando estaba en la secundaria y que ahora se lo nota venido a menos.
“Está un poquito más deteriorado”, expresó. “Antes vimos más animales. Le hace falta un poquito más de mantenimiento”.
Ángel Luis Rodríguez, que visitaba con su familia, coincidió y dijo que “antes los animales estaban más fuertes. Estaban más rellenitos”.
En una reciente vista pública llevada a cabo por legisladores alarmados por el estado de cosas, José Arce, un veterinario que está en la comisión encargada de investigar las condiciones del zoológico y que no está relacionado con Marilyn Arce, declaró que el sitio requiere de más empleados y de nuevas jaulas, entre otras cosas.
Esas son necesidades difíciles de satisfacer en medio de una prolongada recesión, que hizo que el gobierno declarase un estado de emergencia en ciertas dependencias e iniciase un proceso parecido a la declaración de bancarrota en torno a parte de su deuda pública de 73,000 millones de dólares.
Gerardo Hernández, secretario auxiliar del Programa de Parques Nacionales de la isla, dijo que el gobierno ordenó un estudio de cuánto dinero haría falta para mejorar las condiciones del zoológico. Dijo que los animales están en buenas condiciones y bien alimentados, y que es poco probable que se contrate más personal a corto plazo.
“En toda la estructura del gobierno no estamos contratando empleados. Estamos trabajando con lo que se tiene”, manifestó.
El zoológico sobrevive con 1.2 millones de dólares anuales que recibe del gobierno de Puerto Rico. Víctor Oppenheimer, ex presidente de la Asociación de Médicos Veterinarios de la isla, calcula que harían falta de 8 a 10 millones de dólares para que funcionase bien.
“Muchas veces”, señaló, “se toman decisiones de razones monetarias y no necesariamente lo que sea mejor para el animal”.
Oppenheimer sostuvo que el zoológico necesita no solo más personal sino también un curador a tiempo completo y varios veterinarios a tiempo parcial. Elogió el trabajo de Marilyn Arce, pero dijo que, trabajando por horas, “no da abasto”.
José Arce afirmó que al no contarse con un hospital adecuado, los veterinarios tienen que hacer operaciones en las jaulas de los animales, lo que compromete su seguridad y facilita la contaminación. Mientras tanto, las exhibiciones en mal estado ahuyentan a los que visitan y el dinero que aportan.
Marilyn Arce dice que planea empezar un programa enfocado en el bienestar de los animales en agosto con ayuda de voluntarios. Y le gustaría que el Rivero se adhiriese a la Asociación de Zoológicos y Acuarios con sede en Maryland, que regula el funcionamiento de estas instalaciones y lleva a cabo inspecciones. Afiliarse a esa entidad podría despejar el camino para conseguir más fondos, indicó.
Destacó que buena parte de los animales del zoológico fueron donados o confiscados a traficantes de drogas, como osos y cebras, y que el zoológico no compra animales.
“Es la falta de arreglar las cosas a tiempo y darles mantenimiento”, dijo Arce sobre los problemas del zoológico. “Ese un problema que tiene Puerto Rico entero”.