El presidente, Donald Trump, defendió hoy la importancia de la producción “Made in America” y de volver a ser un país de manufacturas y fabricación, al subrayar que no permitirá que otras naciones “roben” empleos estadounidenses y continúen con prácticas comerciales “injustas”.
Antes de su breve discurso, Trump se probó un sombrero de vaquero Stetson y recorrió varios de los salones de la Casa Blanca convertidos hoy en una exhibición de productos de los 50 estados de EE. UU., desde palos de golf fabricados en Arizona a bisagras de puerta de Misuri y cerveza de Rhode Island.
Además, junto a su vicepresidente, Mike Pence, Trump paseó por los jardines de la residencia presidencial para contemplar un yate hecho en Maine, una excavadora de Oklahoma y un camión de bomberos de Wisconsin.
Trump enfatizó que los “trabajadores, agricultores e innovadores” de EEUU “son los mejores del mundo” y que su Gobierno está comprometido con volver a ser “una nación de fabricación”.
“Estados Unidos será lo primero de nuevo”, prometió el presidente al denunciar que el “libre comercio” promovido por anteriores mandatarios ha sido realmente un “comercio estúpido” que ha permitido a otros países llevar a cabo prácticas “injustas”.
Dentro de la semana “Made in America”, el miércoles Trump prevé emitir una proclamación sobre la importancia de fomentar la producción nacional, de acuerdo con lo adelantado por la directora de asuntos de prensa de la Casa Blanca, Helen Aguirre Ferré.
Pero, ¿dónde están las empresas de Trump?
Varios medios estadounidenses han subrayado las contradicciones de que el mandatario abandere la etiqueta “Made in America” cuando la mayoría de los productos de su conglomerado de empresas agrupado en la Trump Organization se producen fuera del país.
Además, según una investigación reciente del diario The Washington Post, la línea de ropa de Ivanka Trump, hija mayor y asesora del presidente, se produce exclusivamente en fábricas de países como Bangladesh, Indonesia o China que emplean a trabajadores de bajos salarios.
Al ser preguntado en su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, consideró “no apropiado” hacer comentarios al respecto.
En línea con las promesas proteccionistas y nacionalistas de su campaña, Trump ya firmó en abril una orden ejecutiva que podría resultar en el endurecimiento de requisitos para algunos visados y la revisión de los acuerdos comerciales que permitan a empresas extranjeras optar a contratos públicos estadounidenses.
Ese decreto fue bautizado como “Compra estadounidense y contrata a estadounidenses”, y hoy Trump recordó que esas “dos simples reglas” guían su agenda económica.
También en abril pasado, el Departamento de Comercio de EEUU abrió sendas investigaciones para determinar si las importaciones de aluminio y de acero son una amenaza para la seguridad nacional, como paso previo antes de que Trump decida qué medidas se pueden tomar al respecto, entre ellas fijar aranceles o cuotas.
Con esta semana “Made in America”, la Casa Blanca está tratando de dejar en segundo plano las últimas revelaciones sobre la trama rusa, que involucran directamente al hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr.
Sin embargo, Trump aludió de nuevo hoy al tema en Twitter e insistió en defender la polémica reunión que mantuvo su hijo en junio de 2016 con una abogada rusa de la que esperaba obtener información para dañar a la entonces candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton.
“La mayoría de los políticos hubieran ido a una reunión como a la que asistió Don Jr. para obtener información de un oponente. ¡Eso es política!”, afirmó Trump.
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