Cientos de niños comenzarán en agosto la vida escolar en kínder, un viaje largo que podrá extenderse por más de dos décadas si siguen una carrera universitaria, por lo que empezar mal acarrearía consecuencias adversas que podría convertir la experiencia en una negativa, afirma la patóloga del habla y lenguaje Nellie Torres de Carella.
Algunos niños –sostiene– llegarán con entusiasmo e ilusión, otros lo harán llorando y gritando; todos se enfrentan a un lugar nuevo, a adultos y niños desconocidos.
“Adaptarse a estos cambios tomará a unos más tiempo que a otros, pero los padres y madres pueden trabajar para que la experiencia sea lo más llevadera posible desde el principio”, afirma la profesional.
Torres de Carella, directora del Instituto Fonemi de Puerto Rico, explicó que una de las claves para un inicio exitoso es que los padres y madres estén convencidos de que la vida escolar va a ser beneficiosa.
“Es lógico que surjan preocupaciones y dudas, pero lo importante es que esas emociones no sean más fuertes que la confianza que surge cuando se tiene la certeza de que se está haciendo lo correcto”, indicó la patóloga del habla.
Según los resultados de investigaciones, indicó, las emociones negativas de los padres que muestran mayor ansiedad, temor e inseguridad ante el hecho de llevar a su niño a la escuela ha sido asociado con problemas de ajuste escolar, evidenciando estos niños mayor timidez e inseguridad en el salón de clases.
La preparación para ese día debe comenzar con mucha anticipación, como todo día importante.
A continuación, Torres de Carella, ofrece algunas ideas para preparar a los niños para ese momento:
- Contacte otras familias o amistades que tengan niños que asistan a la escuela a la cual asistirá su niño para preguntarles más detalles sobre la misma, sobre los maestros, actividades especiales y otra información que ayudará a crear una imagen más clara de la vida escolar y trasmitirle la misma al niño con una expectativa positiva.
- Saque fotos de la escuela y manténgalas a la vista del niño, mientras le habla ocasionalmente de la misma y las aventuras que le esperan.
- Involucre a su hijo, de alguna forma, en la preparación sea escogiendo el bulto, libretas y otros efectos escolares que puedan ser de su agrado.
- Al menos una semana antes de que inicien las clases el niño debe comenzar a regular sus
- horas de sueño de acuerdo al horario en que tendrá que levantarse para ir a la escuela.
- Los alimentos son el combustible que necesita nuestro cuerpo para funcionar, aún más para la tarea demandante de aprender, así que modifique la dieta de su niño eliminando los azúcares refinadas, los dulces, bebidas gaseosas y todo alimento que no ayude a su niño a concentrarse.
“Si somos cuidadosos con el tipo de combustible que le echamos a nuestros vehículos para que realicen un buen trabajo, cuánto más tenemos que procurar proveerles el mejor alimento a nuestros niños y eliminar de sus dietas aquellos que no contribuyen a su mejor desempeño”, advierte la patóloga del habla y lenguaja.
Destaca, además, la necesidad de establecer una rutina diaria para levantarse, para las comidas, para bañarse y acostarse, siempre a la misma hora, para evitar ansiedad por tantos cambios a tan temprana edad.
Las despedidas deben ser cortas, afectuosas y animadas, pero no dramáticas. Un abrazo y un
beso mostrando entusiasmo y alegría por la etapa que va a comenzar es suficiente y asegúrele
que volverá a recogerlo en la tarde. Si le sale al niño una lágrima, no comience a prometerle
villas y castillas para que deje de llorar, no le mienta diciéndole que va al carro y regresa rápido, ni tampoco lo amenace con un castigo, aclara Torres de Carella.
Según la especialista, en ese momento es importante mostrar empatía y compasión, pero firmeza para evitar que la criatura piense que mientras más llore, usted se lo va a llevar a casa o se va a quedar con él en la escuela.
Torres de Carella manifiesta que si se ha preparado y ha hecho lo propio con su niño o niña, el proceso de ajuste será más rápido y las lágrimas se irán en cuestión de unos minutos iniciales y desaparecerán luego de los primeros días.
Recomienda, además, que sea puntual por la tarde al recogerlo para evitarle ansiedad o temores; recíbalo efusivamente, pero sin demostrar ansiedad ni convertirse en un detective cuestionando todo con desconfianza.
“Es preferible hablar con el maestro para aclarar dudas que compartir las mismas con su niño.
Pregúntele por sus compañeros, por las actividades que hicieron, mostrando mucho interés y entusiasmo”, precisa.
Torres de Carella recomienda que no se le debe permitir llevar juguetes ni objetos del hogar, eso evitará conflictos con otros niños y que no quiera hacer trabajo escolar porque se aferre a los mismos buscando seguridad.
“Refuerce la autonomía de su niño, como ir al baño solo, comer en forma independiente, reconocer sus objetos personales, poder decir su nombre con apellidos, así como los de papá y mamá, la dirección y el teléfono. Eso le proveerá seguridad para enfrentarse a la nueva situación”, precisa la profesional.