Tras la publicación de los resultados financieros del primer semestre, los fabricantes de automóviles temen que la prevista caída de las cifras de ventas de julio en Estados Unidos, que se conocerán el martes, siga afectando negativamente a sus finanzas.
Parece que no habrá buenas para los fabricantes, según los analistas. Las firmas J.D. Power y LMC Automotive han señalado que las ventas de julio en Estados Unidos serán un 5,4 % inferiores a las del mismo mes de 2016, con la entrega a los consumidores de 1,44 millones de nuevos vehículos.
Otra firma de análisis del sector del automóvil, Edmunds.com, prevé que la caída de las ventas alcance el 6,2 %.
De confirmarse el martes las previsiones de los analistas, el descenso de las ventas de julio será el séptimo mes consecutivo en el que el mercado estadounidense sostiene pérdidas, lo que está empezando a preocupar al sector.
El vicepresidente de J.D. Power, Thomas King, señaló en un comunicado que “aunque la tasa de ventas a particulares registrará de nuevo pérdidas en julio, la principal preocupación sigue siendo el mantenido deterioro de los principales indicadores de la salud del sector”.
King explicó que mientras que las marcas empiezan a reducir los incentivos económicos que ofrecen a partir de la fiesta nacional estadounidense el 4 de julio, con la llegada de los nuevos modelos, “este año, los elevados inventarios junto con la ralentización de las ventas les han obligado a mantener agresivos descuentos”.
La caída de las ventas y la necesidad de mantener los incentivos para sacar a la calle el inventario acumulado en los últimos meses, afectarán aún más las cuentas de resultados de los fabricantes en la segunda mitad del año.
Por ejemplo, General Motors (GM) y Ford, los dos principales fabricantes estadounidenses y que más que nunca dependen de los buenos resultados de Norteamérica para mantener la salud de sus cuentas, reportaron la semana pasada la caída de sus beneficios en el primer semestre del año.
GM informó que sus beneficios netos cayeron un 11,4 % en la primera mitad de 2017, tras la reducción del 42 % en el segundo trimestre del año.
A pesar de ello, GM ganó 4.268 millones de dólares en el primer semestre.
Mientras, Ford dijo que sus beneficios netos se redujeron un 17,9 %, a 3.629 millones de dólares, en el primer semestre y ello a pesar de que en el segundo trimestre sus beneficios aumentaron un 3,6 % gracias a la mejora de las condiciones fiscales por la reducción de impuestos.
No solo las arcas de los fabricantes estadounidenses están sufriendo por el empeoramiento del panorama del mercado doméstico.
Por ejemplo, el grupo Nissan está gastando 4.086 dólares en incentivos por cada vehículo que vendió en Estados Unidos en junio, según las cifras de la firma Autodata.
Ante la caída de la demanda, GM ha decidido ampliar el tradicional parón veraniego de al menos cuatro de sus plantas de montaje para controlar los inventarios de productos después de que en junio la cantidad de sus vehículos producidos esperando en los concesionarios del país alcanzara su punto más alto en 10 años.
GM ha anunciado que ampliará el previsto parón de las plantas que producen los Chevrolet Cruze, Malibu, Impala y Bolt, cuatro de las berlinas del fabricante.
El caso del vehículo eléctrico Bolt del que ha vendido casi 7,600 unidades en los seis primeros meses del año, es especialmente significativo por el éxito de preventas de su principal competidor, el Tesla Modelo 3.